¿Crisis Económicas un hecho fortuito en
el Tiempo?
El Crac de 1929, caída del índice
general de la Bolsa
de Nueva York ocurrida en 1929. En 1927, tras un periodo de fuertes inversiones
en el extranjero y con una economía creciente, los financieros estadounidenses
que operaban en Wall Street se centraron en el mercado interior. A medida que
compraban valores nacionales aumentaban los precios de las acciones y los
títulos valores estadounidenses. Cuanto más compraban, mayor era la subida de
los precios, lo que atraía a un mayor número de inversores. A mediados de 1929
nueve millones de estadounidenses (de una población de 122 millones) habían
invertido sus ahorros en el mercado de valores. Muchos de estos inversionistas
habían colocado todos sus ahorros en la Bolsa , animados por asesores económicos
incompetentes o malintencionados. Se crearon nuevas empresas con fines
especulativos y, debido a la fe ciega que se tenía en la capacidad del mercado
para crear rendimientos espectaculares, sus acciones aumentaron de precio con
rapidez. En marzo de 1929 Herbert Hoover fue nombrado presidente. Su antecesor,
Calvin Coolidge afirmaba que el precio de las acciones era todavía muy bajo.
Pero algunos empezaron a temer que, como todas las burbujas de jabón, también
ésta tendría que explotar. El banco de la Reserva Federal
estadounidense aumentó en un 1% el tipo de interés y aconsejó a sus bancos que
no concediesen créditos para invertir en la Bolsa consejo del que se retractó poco después
debido a que uno de los directores de la Reserva tenía intereses en el mercado de valores.
Con el tiempo algunos profesionales financieros pensaron que tal vez fuera más
rentable invertir en otros activos fuera de la Bolsa , por lo que empezaron a vender sus activos
bursátiles. Se inició un fuerte movimiento vendedor. El 23 de octubre se
vendieron seis millones de acciones, a precios cada vez menores. Al día
siguiente, el denominado ‘jueves negro’, se vendió el doble. El lunes se
vendieron nueve millones de acciones; el precio de éstas había caído en más de
14.000 millones de dólares en menos de una semana. En el ‘martes negro’ se
colapsó la Bolsa ;
el precio de las acciones de las mayores empresas, como General Electric o
Woolworth, también cayó. Ese día se vendieron más de 16 millones de acciones,
con una pérdida de valor superior a los 10.000 millones de dólares. Lo ocurrido
en Wall Street se reprodujo de una forma vertiginosa en las demás bolsas de
Estados Unidos, desde Chicago hasta San Francisco.
Fue un triste final para un
decenio marcado por el optimismo, el alto nivel de empleo y la prosperidad.
Como es obvio, a partir de esta crisis desapareció la confianza en la banca,
los banqueros, la Bolsa
y los agentes financieros. Se generalizaron las dimisiones y las quiebras. El
impago y la morosidad en las hipotecas se dispararon. La clase media se redujo.
Muchas personas quedaron sin trabajo; aumentó el desempleo en más de dos
millones de personas en menos de seis meses. Aunque muchos analistas pensaron
al principio que se trataba de un ajuste pasajero del mercado, el crack de Wall
Street marcó el inicio de la
Gran Depresión de la década de 1930, sentando las bases para
la adopción del programa del New Deal por Franklin D. Roosevelt en 1933.
Asimismo, este crack influyó de forma muy negativa en economías pujantes como
la argentina, la mexicana o la brasileña.
New
Deal (en inglés, ‘Nuevo Reparto’ o ‘Nuevo Trato’), nombre
que recibió la política económica y social aplicada en Estados Unidos por el
presidente Franklin Delano Roosevelt a partir de 1933, y concretamente las
medidas innovadoras adoptadas desde ese año hasta 1938 para contrarrestar los
efectos de la Gran
Depresión. Asimismo, ha sido denominado así el periodo de la
historia estadounidense transcurrido durante los dos primeros mandatos presidenciales
de Roosevelt, incluido parte del tercero, desde 1933 hasta que en 1941 el país
entró a combatir en la II
Guerra Mundial. Tanto Roosevelt como el
Congreso de Estados Unidos aprobaron un programa de medidas económicas y se
crearon nuevos organismos federales para intentar reducir el desempleo y
restablecer la prosperidad mediante una serie de nuevos servicios, regulaciones
y subsidios. Fue diseñado con la ayuda del denominado Brain Trust (gabinete de
expertos de la Universidad
de Columbia que asesoró al presidente especialmente en materia económica) e
hizo del gobierno del país por vez primera el impulsor del cambio económico, en
contraste con su tradicional papel pasivo de índole liberal.
Primeras Medidas: La abrumadora victoria
de Roosevelt en las elecciones de 1932, unida a la peor crisis económica de la
historia de Estados Unidos, abrió el camino para la aplicación de una nueva
legislación en 1933. La
Emergency Banking Act (Ley de Emergencia Bancaria) establecía
inspecciones federales en los bancos para contribuir a restablecer la confianza
de la población en las instituciones financieras tras la quiebra generalizada
de estas entidades a raíz del crac de 1929. Una segunda ley dictaba normas
bancarias mucho más rigurosas y ofrecía un seguro a los depositantes a través
de la Sociedad
de Seguros de Depósitos Federales. Dos leyes, una de 1933 y otra de 1934,
establecían reglamentos detallados para el mercado bursátil, controlados por
una nueva Comisión de Bolsa y Valores. El problema de la vivienda se trató en
varios proyectos de ley que suministraban ayudas hipotecarias a los
agricultores y propietarios de inmuebles y ofrecían garantías de préstamo a los
compradores de casas a través del Instituto Federal de la Vivienda. El
Instituto de Ayudas de Emergencia Federal extendió la concesión de fondos de
socorro a los estados y el Cuerpo de Conservación Civil proporcionaba empleos a
los hombres jóvenes bajo una cierta disciplina militar. El Congreso aprobó la
creación de la
Tennessee Valley Authority (Autoridad del Valle del
Tennessee) para explotar las posibilidades de navegabilidad del río Tennessee,
aplicar medidas para controlar sus inundaciones y surtir de energía eléctrica a
una amplia zona del sureste de Estados Unidos. Las leyes más importantes
de 1933 afectaban a los principales sectores económicos. Como culminación de
una década de disputas, el Congreso aprobó en 1933 una nueva y compleja norma
sobre la explotación agrícola, la Agricultura Adjustment
Act (Ley de Regulación o Adaptación Agrícola). En ella se establecían varios
mecanismos para aumentar los precios de los productos agrícolas, pero el más
extendido consistió en la reducción pactada del excedente de las cosechas a
cambio de subvenciones del gobierno. La National Industrial
Recovery Act (NIRA, Ley de Recuperación Industrial Nacional) fue la medida más
innovadora de la primera etapa del New Deal. Constaba de dos programas
principales: una gran labor de obras públicas, llevada a cabo por la Public Works
Administration (Administración de Obras Públicas) y un complicado programa
destinado a regular el funcionamiento de las empresas estadounidenses y
garantizar una competencia leal. El Instituto de Recuperación Nacional aprobó y
aplicó un conjunto de códigos sobre competitividad en cada sector.
Segundo programa después del
Crac: Algunos de los anteriores decretos fueron declarados
inconstitucionales por el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Estos
contratiempos, unidos a una creciente oposición a la política de Roosevelt,
motivaron la promulgación de una nueva legislación que comenzó a aplicarse en
1935, y a la que algunos analistas denominaron segundo New Deal. Estas son
algunas de las medidas adoptadas: se aumentaron los impuestos de las clases
adineradas, se elaboraron normas estrictas para controlar las empresas de
servicios privados, se asignaron ayudas para el Instituto de Electrificación
Rural y se creó el equivalente a una declaración de derechos de las fuerzas
sindicales. La National
Labor Relations Act (Ley de Relaciones Laborales) de 1935
otorgaba protección federal al proceso de negociación sindical y se estableció
un conjunto de normas laborales justas. La Fair Labor Standards
Act (Ley de Normas Laborales Justas) de 1938 fijaba el número máximo de horas
de trabajo y el salario mínimo de la mayoría de las categorías profesionales.
Gracias a una enorme asignación de ayuda oficial de casi
5.000 millones de dólares se reforzaron los diversos planes y se inauguró un
nuevo programa federal de ayuda al trabajo, dirigido por el Instituto de Desarrollo
del Trabajo. En 1935, el Congreso aprobó la Ley de Seguridad Social, que recogía tres
proyectos fundamentales: un fondo de pensiones, un seguro de desempleo y
subsidios para el bienestar social de distribución local. Estos programas,
unidos a un nuevo plan de vivienda pública subvencionada, representaron para
algunos autores el comienzo en Estados Unidos de lo que se dio en llamar el
Estado de bienestar. La necesidad de elaborar nuevas leyes
disminuyó después de 1937 y la oposición a la prórroga del New Deal aumentó
rápidamente, sobre todo en los estados del sur. Hacia 1939, la atención de la
opinión pública se centraba principalmente en la política exterior y en la
defensa nacional. La elaboración de la legislación estrictamente ligada al New
Deal había concluido, pero su aplicación amplió de modo definitivo el papel del
gobierno federal, especialmente en lo referente a la normativa económica, el
desarrollo de recursos y el mantenimiento de los ingresos. Aunque no consiguió
estimular una recuperación económica completa, proporcionó al gobierno federal
un mayor control sobre la oferta monetaria y los criterios de la Reserva Federal ,
además de una nueva perspectiva sobre las consecuencias económicas de su propio
sistema de impuestos, préstamos y gastos, lo que permitió reducir las
repercusiones de posteriores épocas de recesión. Por otro lado, la coalición
favorable a esta legislación que, reunida en torno al Partido Demócrata,
recibió el nombre de Coalición del New Deal, venció en las elecciones de los años
siguientes, permitiendo renovar mandato en 1940 y en 1944 al propio Roosevelt e
incluso, de alguna manera, a su sucesor, Harry S. Truman, ser elegido en 1948.
Crisis Económica “2.008” .
Como sucedió en el Crac del 29, los inversores dejaron de
financiar actividades productivas, obteniendo grandes beneficios de la compra y
venta de las mismas acciones una y otra vez. De este modo obtuvieron unos
enormes y rápidos Ganancias. Con el tiempo, el valor de estas acciones creció
artificialmente; así dejó de haber una verdadera realidad entre su valor en
bolsa y el real, emitido por las empresas en primera instancia. Este proceso
acabó como todas las burbujas especulativas (Explotando). Esta Historia se
repite, siempre con el mismo patrón.
¿Nuevamente en la historia?: La
políticas del New Deal hicieron posible que Estados Unidos viviera una larga
época de bienestar, sin grandes problemas. Pero al llegar a la casa blanca el
Presidente Ronald Reagan en 1.981, fiel aliado del interés bancario y
totalmente opuesto al intervencionismo estatal, acabó con buena parte de las
regulaciones del sistema financiero, abriendo de nuevo las puertas para la
especulación por parte de la banca. El New Deal de Roosevelt impedía entre
otras cosas, que las familias compraran inmuebles sin una entrada sustancial de
dinero. La abolición de esta medida hizo posible, la crisis de las hipotecas
subprime (de alto riego). Probabilidad de impago. Conforme fue avanzando el
Siglo XX, el sistema financiero se alejó de su propósito fundamental: Financiar
empresas para que crearan riqueza y puestos de trabajo, por el contrario
empezaron a ganar ingente cantidades de
dinero en poco tiempo mediante la especulación pura y dura. Por supuesto,
aumentaron los riegos de dichas operaciones especulativas, pues los inversores
cada vez pretendían obtener mayores beneficios en menos tiempo. En definitiva,
la herencia de Ronald Reagan y de la globalización supuso un sistema financiero
global, con productos financieros cada vez más ficticios, al tiempo que aumentaba
su complejidad y volumen de negocio.
Las famosas hipotecas subprime se
titularizaron en otro paquete, que se presentaron como mucho más rentables,
según un premio Nobel en economía y
asesor del banco mundial: “los bancos Estadounidenses estaban activamente
dedicados a engañar; quitaban el riesgo de las cuentas de resultados para que
nadie pudiera valorarlo”. Para que dicha mentira fuese creíble era
imprescindible contar con la ayuda inestimable de las agencias de calificación
o de rating, de las que tanto se habla ahora y que tiene al gobierno en vilo.
Dichas Agencias son: Moody’s y Standard & Poor’s; la dos más poderosas del
mercado mundial con 80% del control. Fitch con el 15% de cuota mundial. Para
los bancos estadounidenses que negociaban con las hipotecas (Lehman Brothers,
Goldman Sachs y otras) no fue difícil convencer a las agencias para que
calificasen con la mejor notas a sus productos; especialmente porque éstas son
entidades con ánimo de lucro y que paga es el cliente. Una investigación del congreso
de los Estados Unidos, puso al descubierto correos electrónicos intercambiados
entre empleados de las agencias, los cuales mostraban que algunas
calificaciones se pactaban con los clientes. Esta práctica iba contra los
intereses de los pequeños inversores, que compraban los productos confiados por
las excelentes notas asignadas. Con esta prueba se demuestra que las agencias
eran totalmente conscientes del engaño.
Otra estafa de la crisis
consistió en regalar dinero a los bancos sin ponerle unas condiciones ni
exigirles responsabilidades. Pero lo más grave es que los gobernantes no
acordaron poner en marcha las normas adecuadas para que algo así no pudiera
volver a pasar, como lo hizo en su tiempo Roosevelt con el New Deal. Barack
Obama actual Presiente de los Estados Unidos, llego a decir de la necesidad de
reformar el Capitalismo; pero al día de hoy nada a cambiado.
El crack del 1.929 y las medidas de Roosevelt
salvaron a Estados Unidos de la crisis, pero actualmente son exactamente
opuesta a las que se están aplicando en Europa. El New Deal consistió en
programas de Estímulos, en la redistribución de la riqueza, en un modelo más
social de estado y en una reforma del sistema financiero, a fin de evitar nueva
depresiones. Ninguna medidas se están aplicando hoy en día. Al contrario, se
esta aplicando en la practica un paquete de iniciativas, que se emplearon en
los años 90 cuando la crisis financiera que azotó Latino américa. Los resultados
fueron más pobreza e inestabilidad social.
Estas medidas que los expertos incluían, seria disciplina presupuestaria
(presupuestos públicos sin déficit), la liberación de los tipos de interés y
del comercio internacional (disminución de trabas aduaneras), la eliminación de
las barreras a las inversiones extranjeras directas, las privatizaciones
(ventas de las empresas publicas, siempre por menos de su valor real) o la
des regulación de los mercados financieros.
¿Porque los mayores recortes
suelen ser siempre en Sanidad y Educación, pero Nunca en Defensa?
Tal vez tengamos razones para
mirar al futuro con desconfianza. El presidente de Banco Mundial avisa de que
se avecina una tormenta financiera aún más grave, ya que las naciones europeas
carecen de margen fiscal para lidiar la nueva crisis. Por otra parte Christine Lagarde (presidenta del FMI), nos dice: la economía mundial se encuentra en
serio peligro. Últimamente no se cansa de subrayar que la amenaza en estos
momentos se cierne sobre Francia y Alemania, las potencias del Viejo
continente. Pero Christine Lagarde fue más allá; indicando que China, Rusia y
Brasil, nuevos motores de la economía mundial, también sufrirán ante los
factores de inestabilidad.
Piensen
en el discurso del Presidente Jhon F.
Kennedy: “El poderoso despacho
del Presidente ha sido utilizado para fomentar una conspiración para destruir
la libertad de los estadounidenses y antes de que abandone la presidencia debo
informar a los ciudadanos sobre su destino” (John F. Kennedy, 1963)
“La misma palabra ‘secreto’ es
repugnante en una sociedad libre y abierta, y nosotros somos, como personas,
intrínsecamente o históricamente opuestos a las sociedades secretas a los
juramentos secretos y a los procedimientos secretos. “Decidimos hace tiempo que
los peligros de la ocultación excesiva e injustificable de hechos pertinentes,
sobrepasan por lejos los peligros que se citan para justificar la ocultación.
“Incluso hoy, existe poco valor para oponerse a la amenaza de una sociedad
cerrada al imitar sus restricciones arbitrarias. “Incluso hoy, existe poco
valor para asegurar la supervivencia de nuestra nación, si nuestras tradiciones
no sobreviven con ella, y existe el gran y grave peligro de que una proclamada
necesidad de aumentar la seguridad, sea arrebatada y utilizada por aquellos ansiosa
e impaciente por expandir sus intenciones a los mismos límites de la censura y
ocultación oficiales. “A lo que yo me propongo impedir, hasta el punto que esté
en mi control. Y ningún funcionario de mi administración, ya sea de rango
elevado o bajo, civil o militar, debe interpretar mis palabras aquí esta noche,
como una excusa para censurar las noticias, para sofocar el disentimiento, para
encubrir nuestros errores, o para retener de la prensa y del público, los
hechos que ellos merecen saber. “Tenemos la oposición alrededor del mundo de
una conspiración monolítica y despiadada, que confía sobre todo en los medios
secretos para extender su esfera de influencia, a través de la infiltración, en
lugar de la invasión, a través de la subversión, en lugar de elecciones, con
intimidación, en vez de opción libre, con guerrillas por la noche, en lugar de
ejércitos de día. “Es un sistema que ha reclutado extensos recursos humanos y
materiales en la construcción de un tejido hermético, una máquina altamente
eficiente, que combina operaciones militares, diplomáticas, de inteligencia,
económicas, científicas y políticas. “Sus preparativos son encubiertos, no
publicados. Sus errores se entierran, no se anuncian con titulares. Sus
disidentes son silenciados, no elogiados. Ningún gasto se cuestiona, ningún
rumor se imprime, ningún secreto es revelado.”
Reflexione sobre el discurso de Abraham
Lincoln: “Los poderes del dinero están sobre la nación en tiempo de
paz, y conspiran contra ella en tiempos de adversidad. Es más despótico que la
monarquía, más insolente que una autocracia, más egoísta que la burocracia. Veo
en el futuro cercano una crisis acercándola, que me pone nervioso y causa que
tiemble por la seguridad de mi país. Las corporaciones han estado en el trono,
una era de corrupción. El poder del dinero del país se esforzara para prolongar
su reinado; trabajando sobre los perjuicios de la gente, hasta que la riqueza
sea agregada en una pocas manos y la república sea destruida”.
*Lo peor
de las malas leyes es que contribuyen en formar hombre, peores que ellas;
encargados de ejecutarlas.
*La
guerra es el arte de destruir a los hombres, la política es el arte de
engañarlos.
*La ley y
el orden son siempre y en todas parte la ley y el orden que protegen las
jerarquías establecidas.
[J§l].
MMXIII.
Si no observamos el pasado estamos condenados a repetirlo.