La Historia no contada

La Historia no contada
José Luis Rodríguez Pereiro

domingo, 22 de septiembre de 2013

CRISIS ECONÓMICAS ¿UNA CREACIÓN?

¿Crisis Económicas un hecho fortuito en el Tiempo?

El Crac de 1929, caída del índice general de la Bolsa de Nueva York ocurrida en 1929. En 1927, tras un periodo de fuertes inversiones en el extranjero y con una economía creciente, los financieros estadounidenses que operaban en Wall Street se centraron en el mercado interior. A medida que compraban valores nacionales aumentaban los precios de las acciones y los títulos valores estadounidenses. Cuanto más compraban, mayor era la subida de los precios, lo que atraía a un mayor número de inversores. A mediados de 1929 nueve millones de estadounidenses (de una población de 122 millones) habían invertido sus ahorros en el mercado de valores. Muchos de estos inversionistas habían colocado todos sus ahorros en la Bolsa, animados por asesores económicos incompetentes o malintencionados. Se crearon nuevas empresas con fines especulativos y, debido a la fe ciega que se tenía en la capacidad del mercado para crear rendimientos espectaculares, sus acciones aumentaron de precio con rapidez. En marzo de 1929 Herbert Hoover fue nombrado presidente. Su antecesor, Calvin Coolidge afirmaba que el precio de las acciones era todavía muy bajo. Pero algunos empezaron a temer que, como todas las burbujas de jabón, también ésta tendría que explotar. El banco de la Reserva Federal estadounidense aumentó en un 1% el tipo de interés y aconsejó a sus bancos que no concediesen créditos para invertir en la Bolsa consejo del que se retractó poco después debido a que uno de los directores de la Reserva tenía intereses en el mercado de valores. Con el tiempo algunos profesionales financieros pensaron que tal vez fuera más rentable invertir en otros activos fuera de la Bolsa, por lo que empezaron a vender sus activos bursátiles. Se inició un fuerte movimiento vendedor. El 23 de octubre se vendieron seis millones de acciones, a precios cada vez menores. Al día siguiente, el denominado ‘jueves negro’, se vendió el doble. El lunes se vendieron nueve millones de acciones; el precio de éstas había caído en más de 14.000 millones de dólares en menos de una semana. En el ‘martes negro’ se colapsó la Bolsa; el precio de las acciones de las mayores empresas, como General Electric o Woolworth, también cayó. Ese día se vendieron más de 16 millones de acciones, con una pérdida de valor superior a los 10.000 millones de dólares. Lo ocurrido en Wall Street se reprodujo de una forma vertiginosa en las demás bolsas de Estados Unidos, desde Chicago hasta San Francisco.
Fue un triste final para un decenio marcado por el optimismo, el alto nivel de empleo y la prosperidad. Como es obvio, a partir de esta crisis desapareció la confianza en la banca, los banqueros, la Bolsa y los agentes financieros. Se generalizaron las dimisiones y las quiebras. El impago y la morosidad en las hipotecas se dispararon. La clase media se redujo. Muchas personas quedaron sin trabajo; aumentó el desempleo en más de dos millones de personas en menos de seis meses. Aunque muchos analistas pensaron al principio que se trataba de un ajuste pasajero del mercado, el crack de Wall Street marcó el inicio de la Gran Depresión de la década de 1930, sentando las bases para la adopción del programa del New Deal por Franklin D. Roosevelt en 1933. Asimismo, este crack influyó de forma muy negativa en economías pujantes como la argentina, la mexicana o la brasileña.
New Deal (en inglés, ‘Nuevo Reparto’ o ‘Nuevo Trato’), nombre que recibió la política económica y social aplicada en Estados Unidos por el presidente Franklin Delano Roosevelt a partir de 1933, y concretamente las medidas innovadoras adoptadas desde ese año hasta 1938 para contrarrestar los efectos de la Gran Depresión. Asimismo, ha sido denominado así el periodo de la historia estadounidense transcurrido durante los dos primeros mandatos presidenciales de Roosevelt, incluido parte del tercero, desde 1933 hasta que en 1941 el país entró a combatir en la II Guerra Mundial. Tanto Roosevelt como el Congreso de Estados Unidos aprobaron un programa de medidas económicas y se crearon nuevos organismos federales para intentar reducir el desempleo y restablecer la prosperidad mediante una serie de nuevos servicios, regulaciones y subsidios. Fue diseñado con la ayuda del denominado Brain Trust (gabinete de expertos de la Universidad de Columbia que asesoró al presidente especialmente en materia económica) e hizo del gobierno del país por vez primera el impulsor del cambio económico, en contraste con su tradicional papel pasivo de índole liberal.
Primeras Medidas: La abrumadora victoria de Roosevelt en las elecciones de 1932, unida a la peor crisis económica de la historia de Estados Unidos, abrió el camino para la aplicación de una nueva legislación en 1933. La Emergency Banking Act (Ley de Emergencia Bancaria) establecía inspecciones federales en los bancos para contribuir a restablecer la confianza de la población en las instituciones financieras tras la quiebra generalizada de estas entidades a raíz del crac de 1929. Una segunda ley dictaba normas bancarias mucho más rigurosas y ofrecía un seguro a los depositantes a través de la Sociedad de Seguros de Depósitos Federales. Dos leyes, una de 1933 y otra de 1934, establecían reglamentos detallados para el mercado bursátil, controlados por una nueva Comisión de Bolsa y Valores. El problema de la vivienda se trató en varios proyectos de ley que suministraban ayudas hipotecarias a los agricultores y propietarios de inmuebles y ofrecían garantías de préstamo a los compradores de casas a través del Instituto Federal de la Vivienda. El Instituto de Ayudas de Emergencia Federal extendió la concesión de fondos de socorro a los estados y el Cuerpo de Conservación Civil proporcionaba empleos a los hombres jóvenes bajo una cierta disciplina militar. El Congreso aprobó la creación de la Tennessee Valley Authority (Autoridad del Valle del Tennessee) para explotar las posibilidades de navegabilidad del río Tennessee, aplicar medidas para controlar sus inundaciones y surtir de energía eléctrica a una amplia zona del sureste de Estados Unidos. Las leyes más importantes de 1933 afectaban a los principales sectores económicos. Como culminación de una década de disputas, el Congreso aprobó en 1933 una nueva y compleja norma sobre la explotación agrícola, la Agricultura Adjustment Act (Ley de Regulación o Adaptación Agrícola). En ella se establecían varios mecanismos para aumentar los precios de los productos agrícolas, pero el más extendido consistió en la reducción pactada del excedente de las cosechas a cambio de subvenciones del gobierno. La National Industrial Recovery Act (NIRA, Ley de Recuperación Industrial Nacional) fue la medida más innovadora de la primera etapa del New Deal. Constaba de dos programas principales: una gran labor de obras públicas, llevada a cabo por la Public Works Administration (Administración de Obras Públicas) y un complicado programa destinado a regular el funcionamiento de las empresas estadounidenses y garantizar una competencia leal. El Instituto de Recuperación Nacional aprobó y aplicó un conjunto de códigos sobre competitividad en cada sector.
Segundo programa después del Crac: Algunos de los anteriores decretos fueron declarados inconstitucionales por el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Estos contratiempos, unidos a una creciente oposición a la política de Roosevelt, motivaron la promulgación de una nueva legislación que comenzó a aplicarse en 1935, y a la que algunos analistas denominaron segundo New Deal. Estas son algunas de las medidas adoptadas: se aumentaron los impuestos de las clases adineradas, se elaboraron normas estrictas para controlar las empresas de servicios privados, se asignaron ayudas para el Instituto de Electrificación Rural y se creó el equivalente a una declaración de derechos de las fuerzas sindicales. La National Labor Relations Act (Ley de Relaciones Laborales) de 1935 otorgaba protección federal al proceso de negociación sindical y se estableció un conjunto de normas laborales justas. La Fair Labor Standards Act (Ley de Normas Laborales Justas) de 1938 fijaba el número máximo de horas de trabajo y el salario mínimo de la mayoría de las categorías profesionales. Gracias a una enorme asignación de ayuda oficial de casi 5.000 millones de dólares se reforzaron los diversos planes y se inauguró un nuevo programa federal de ayuda al trabajo, dirigido por el Instituto de Desarrollo del Trabajo. En 1935, el Congreso aprobó la Ley de Seguridad Social, que recogía tres proyectos fundamentales: un fondo de pensiones, un seguro de desempleo y subsidios para el bienestar social de distribución local. Estos programas, unidos a un nuevo plan de vivienda pública subvencionada, representaron para algunos autores el comienzo en Estados Unidos de lo que se dio en llamar el Estado de bienestar. La necesidad de elaborar nuevas leyes disminuyó después de 1937 y la oposición a la prórroga del New Deal aumentó rápidamente, sobre todo en los estados del sur. Hacia 1939, la atención de la opinión pública se centraba principalmente en la política exterior y en la defensa nacional. La elaboración de la legislación estrictamente ligada al New Deal había concluido, pero su aplicación amplió de modo definitivo el papel del gobierno federal, especialmente en lo referente a la normativa económica, el desarrollo de recursos y el mantenimiento de los ingresos. Aunque no consiguió estimular una recuperación económica completa, proporcionó al gobierno federal un mayor control sobre la oferta monetaria y los criterios de la Reserva Federal, además de una nueva perspectiva sobre las consecuencias económicas de su propio sistema de impuestos, préstamos y gastos, lo que permitió reducir las repercusiones de posteriores épocas de recesión. Por otro lado, la coalición favorable a esta legislación que, reunida en torno al Partido Demócrata, recibió el nombre de Coalición del New Deal, venció en las elecciones de los años siguientes, permitiendo renovar mandato en 1940 y en 1944 al propio Roosevelt e incluso, de alguna manera, a su sucesor, Harry S. Truman, ser elegido en 1948.
Crisis Económica “2.008”.
Como sucedió en  el Crac del 29, los inversores dejaron de financiar actividades productivas, obteniendo grandes beneficios de la compra y venta de las mismas acciones una y otra vez. De este modo obtuvieron unos enormes y rápidos Ganancias. Con el tiempo, el valor de estas acciones creció artificialmente; así dejó de haber una verdadera realidad entre su valor en bolsa y el real, emitido por las empresas en primera instancia. Este proceso acabó como todas las burbujas especulativas (Explotando). Esta Historia se repite, siempre con  el mismo patrón.
¿Nuevamente en la historia?: La políticas del New Deal hicieron posible que Estados Unidos viviera una larga época de bienestar, sin grandes problemas. Pero al llegar a la casa blanca el Presidente Ronald Reagan en 1.981, fiel aliado del interés bancario y totalmente opuesto al intervencionismo estatal, acabó con buena parte de las regulaciones del sistema financiero, abriendo de nuevo las puertas para la especulación por parte de la banca. El New Deal de Roosevelt impedía entre otras cosas, que las familias compraran inmuebles sin una entrada sustancial de dinero. La abolición de esta medida hizo posible, la crisis de las hipotecas subprime (de alto riego). Probabilidad de impago. Conforme fue avanzando el Siglo XX, el sistema financiero se alejó de su propósito fundamental: Financiar empresas para que crearan riqueza y puestos de trabajo, por el contrario empezaron  a ganar ingente cantidades de dinero en poco tiempo mediante la especulación pura y dura. Por supuesto, aumentaron los riegos de dichas operaciones especulativas, pues los inversores cada vez pretendían obtener mayores beneficios en menos tiempo. En definitiva, la herencia de Ronald Reagan y de la globalización supuso un sistema financiero global, con productos financieros cada vez más ficticios, al tiempo que aumentaba su complejidad y volumen de negocio.
Las famosas hipotecas subprime se titularizaron en otro paquete, que se presentaron como mucho más rentables, según un premio Nobel en economía  y asesor del banco mundial: “los bancos Estadounidenses estaban activamente dedicados a engañar; quitaban el riesgo de las cuentas de resultados para que nadie pudiera valorarlo”. Para que dicha mentira fuese creíble era imprescindible contar con la ayuda inestimable de las agencias de calificación o de rating, de las que tanto se habla ahora y que tiene al gobierno en vilo. Dichas Agencias son: Moody’s y Standard & Poor’s; la dos más poderosas del mercado mundial con 80% del control. Fitch con el 15% de cuota mundial. Para los bancos estadounidenses que negociaban con las hipotecas (Lehman Brothers, Goldman Sachs y otras) no fue difícil convencer a las agencias para que calificasen con la mejor notas a sus productos; especialmente porque éstas son entidades con ánimo de lucro y que paga es el cliente. Una investigación del congreso de los Estados Unidos, puso al descubierto correos electrónicos intercambiados entre empleados de las agencias, los cuales mostraban que algunas calificaciones se pactaban con los clientes. Esta práctica iba contra los intereses de los pequeños inversores, que compraban los productos confiados por las excelentes notas asignadas. Con esta prueba se demuestra que las agencias eran totalmente conscientes del engaño.
Otra estafa de la crisis consistió en regalar dinero a los bancos sin ponerle unas condiciones ni exigirles responsabilidades. Pero lo más grave es que los gobernantes no acordaron poner en marcha las normas adecuadas para que algo así no pudiera volver a pasar, como lo hizo en su tiempo Roosevelt con el New Deal. Barack Obama actual Presiente de los Estados Unidos, llego a decir de la necesidad de reformar el Capitalismo; pero al día de hoy nada a cambiado.
 El crack del 1.929 y las medidas de Roosevelt salvaron a Estados Unidos de la crisis, pero actualmente son exactamente opuesta a las que se están aplicando en Europa. El New Deal consistió en programas de Estímulos, en la redistribución de la riqueza, en un modelo más social de estado y en una reforma del sistema financiero, a fin de evitar nueva depresiones. Ninguna medidas se están aplicando hoy en día. Al contrario, se esta aplicando en la practica un paquete de iniciativas, que se emplearon en los años 90 cuando la crisis financiera que azotó Latino américa. Los resultados fueron más pobreza e inestabilidad social.
Estas medidas que los expertos  incluían, seria disciplina presupuestaria (presupuestos públicos sin déficit), la liberación de los tipos de interés y del comercio internacional (disminución de trabas aduaneras), la eliminación de las barreras a las inversiones extranjeras directas, las privatizaciones (ventas de las empresas publicas, siempre por menos de su valor real) o la des regulación de los mercados financieros.
¿Porque los mayores recortes suelen ser siempre en Sanidad y Educación, pero Nunca en Defensa?
Tal vez tengamos razones para mirar al futuro con desconfianza. El presidente de Banco Mundial avisa de que se avecina una tormenta financiera aún más grave, ya que las naciones europeas carecen de margen fiscal para lidiar la nueva crisis. Por otra parte Christine Lagarde (presidenta del FMI), nos dice: la economía mundial se encuentra en serio peligro. Últimamente no se cansa de subrayar que la amenaza en estos momentos se cierne sobre Francia y Alemania, las potencias del Viejo continente. Pero Christine Lagarde fue más allá; indicando que China, Rusia y Brasil, nuevos motores de la economía mundial, también sufrirán ante los factores de inestabilidad.
Piensen en el discurso  del Presidente Jhon F. Kennedy: “El poderoso despacho del Presidente ha sido utilizado para fomentar una conspiración para destruir la libertad de los estadounidenses  y antes de que abandone la presidencia debo informar a los ciudadanos sobre su destino” (John F. Kennedy, 1963)
“La misma palabra ‘secreto’ es repugnante en una sociedad libre y abierta, y nosotros somos, como personas, intrínsecamente o históricamente opuestos a las sociedades secretas a los juramentos secretos y a los procedimientos secretos. “Decidimos hace tiempo que los peligros de la ocultación excesiva e injustificable de hechos pertinentes, sobrepasan por lejos los peligros que se citan para justificar la ocultación. “Incluso hoy, existe poco valor para oponerse a la amenaza de una sociedad cerrada al imitar sus restricciones arbitrarias. “Incluso hoy, existe poco valor para asegurar la supervivencia de nuestra nación, si nuestras tradiciones no sobreviven con ella, y existe el gran y grave peligro de que una proclamada necesidad de aumentar la seguridad, sea arrebatada y utilizada por aquellos ansiosa e impaciente por expandir sus intenciones a los mismos límites de la censura y ocultación oficiales. “A lo que yo me propongo impedir, hasta el punto que esté en mi control. Y ningún funcionario de mi administración, ya sea de rango elevado o bajo, civil o militar, debe interpretar mis palabras aquí esta noche, como una excusa para censurar las noticias, para sofocar el disentimiento, para encubrir nuestros errores, o para retener de la prensa y del público, los hechos que ellos merecen saber. “Tenemos la oposición alrededor del mundo de una conspiración monolítica y despiadada, que confía sobre todo en los medios secretos para extender su esfera de influencia, a través de la infiltración, en lugar de la invasión, a través de la subversión, en lugar de elecciones, con intimidación, en vez de opción libre, con guerrillas por la noche, en lugar de ejércitos de día. “Es un sistema que ha reclutado extensos recursos humanos y materiales en la construcción de un tejido hermético, una máquina altamente eficiente, que combina operaciones militares, diplomáticas, de inteligencia, económicas, científicas y políticas. “Sus preparativos son encubiertos, no publicados. Sus errores se entierran, no se anuncian con titulares. Sus disidentes son silenciados, no elogiados. Ningún gasto se cuestiona, ningún rumor se imprime, ningún secreto es revelado.”
Reflexione sobre el discurso de Abraham Lincoln: “Los poderes del dinero están sobre la nación en tiempo de paz, y conspiran contra ella en tiempos de adversidad. Es más despótico que la monarquía, más insolente que una autocracia, más egoísta que la burocracia. Veo en el futuro cercano una crisis acercándola, que me pone nervioso y causa que tiemble por la seguridad de mi país. Las corporaciones han estado en el trono, una era de corrupción. El poder del dinero del país se esforzara para prolongar su reinado; trabajando sobre los perjuicios de la gente, hasta que la riqueza sea agregada en una pocas manos y la república sea destruida”.

*Lo peor de las malas leyes es que contribuyen en formar hombre, peores que ellas; encargados de ejecutarlas.
*La guerra es el arte de destruir a los hombres, la política es el arte de engañarlos.
*La ley y el orden son siempre y en todas parte la ley y el orden que protegen las jerarquías establecidas.



[J§l].
MMXIII.
Si no observamos el pasado estamos condenados a repetirlo.





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