Karl Marx: (1818-1883), filósofo
alemán, creador junto con Friedrich Engels del socialismo científico (comunismo
moderno) y uno de los pensadores más influyentes de la historia contemporánea.
Marx nació en Tréveris
el 5 de mayo de 1818 y estudió en las universidades de Bonn, Berlín y Jena.
Publicó un artículo en la
Rheinische Zeitung (Gaceta Renana) de Colonia en 1842 y poco
después pasó a ser su jefe de redacción. Aunque su pensamiento político era
radical, todavía no podía calificarse de comunista. Las críticas de las
condiciones sociales y políticas vertidas en sus artículos periodísticos le
indispusieron con las autoridades, que le obligaron a abandonar su puesto en el
rotativo en 1843; poco después, el periódico dejó de editarse y Marx se
trasladó a París. Los estudios de filosofía, historia y ciencia política que
realizó en esa época le llevaron a adoptar el pensamiento de Friedrich Hegel.
Cuando Engels se reunió con él en la capital francesa en 1844, ambos
descubrieron que habían llegado independientemente a las mismas conclusiones
sobre la naturaleza de los problemas revolucionarios. Comenzaron a trabajar
juntos en el análisis de los principios teóricos del comunismo y en la
organización de un movimiento internacional de trabajadores dedicado a la difusión
de aquéllos. Esta colaboración con Engels continuó durante toda su vida.
Manifiesto comunista:
Marx se vio obligado a
abandonar París en 1845 debido a su implicación en actividades revolucionarias.
Se instaló en Bruselas y comenzó a organizar y dirigir una red de grupos
llamados Comités de Correspondencia Comunista, establecidos en varias ciudades
europeas. En 1847, Marx y Engels recibieron el encargo de elaborar una
declaración de principios que sirviera para unificar todas estas asociaciones e
integrarlas en la Liga
de los Justos (más tarde llamada Liga Comunista). El programa que desarrollaron
(conocido en todo el mundo como el Manifiesto Comunista) fue redactado por Marx
basándose parcialmente en el trabajo preparado por Engels y representaba la primera
sistematizan de la doctrina del socialismo moderno. Las proposiciones
centrales del Manifiesto, aportadas por Marx, constituyen la concepción del
materialismo histórico, concepción formulada más adelante en la Crítica de la economía
política (1859). Según se explica en estas tesis, el sistema económico
dominante en cada época histórica, por el cual se satisfacen las necesidades
vitales de los individuos, determina la estructura social y la superestructura
política e intelectual de cada periodo. De este modo, la historia de la
sociedad es la historia de las luchas entre los explotadores y los explotados,
es decir, entre la clase social gobernante y las clases sociales oprimidas.
Partiendo de estas premisas, Marx concluyó en el Manifiesto que la clase
capitalista sería derrocada y suprimida por una revolución mundial de la clase
obrera que culminaría con el establecimiento de una sociedad sin clases. Esta
obra ejerció una gran influencia en la literatura comunista posterior y en el
pensamiento revolucionario en general; ha sido traducida a multitud de lenguas
y de ella se han editado cientos de miles de ejemplares.
Exilio político:
Poco después de la aparición
del Manifiesto, estallaron procesos revolucionarios (las revoluciones de 1848)
en Francia, Alemania y el Imperio Austriaco, por lo que el gobierno belga
expulsó a Marx temeroso de que la corriente revolucionaria se extendiera
también por el país. El pensador alemán se trasladó a París y después a
Renania. Fundó y editó en Colonia una publicación comunista, la Neue Rheinische
Zeitung (Nueva Gaceta Renana), y colaboró en actividades organizadoras de
agrupaciones obreras. En 1849 fue arrestado y juzgado bajo la acusación de
incitar a la rebelión armada. Aunque fue absuelto, se le expulsó de Alemania y
se cerró la revista. Pocos meses después las autoridades francesas también le
obligaron a abandonar el país y se trasladó a Londres, donde permaneció el
resto de sus días.
Una vez instalado en Inglaterra,
se dedicó a profundizar en sus ideas, publicando nuevos escritos, y a alentar
la creación de un movimiento comunista internacional. Durante ese periodo,
elaboró varias obras que fueron constituyendo la base doctrinal de la teoría
comunista. Entre ellas se encuentra su ensayo más importante, El capital (volumen
1, 1867; volúmenes 2 y 3, editados por Engels y publicados a título póstumo en
1885 y 1894, respectivamente), un análisis histórico y detallado de la economía
del sistema capitalista, en el que desarrolló la siguiente teoría: la clase
trabajadora es explotada por la clase capitalista al apropiarse ésta del ‘valor
excedente’ (plusvalía) producido por aquélla. Véase Capital.
La siguiente obra de Marx,
La guerra civil en Francia (1871), analizaba la experiencia del efímero
gobierno revolucionario francés conocido como la Comuna de París,
establecida en esta ciudad durante la Guerra Franco-prusiana.
Marx interpretó su creación y existencia como una confirmación histórica de la
necesidad de que los trabajadores tomen el poder mediante una insurrección
armada y destruyan al Estado capitalista. Aclamó a la Comuna como “la forma
política, finalmente hallada, en la que podía producirse la emancipación del
trabajador”. Esta teoría fue desarrollada en Crítica del programa de Gotha
(1875) en los siguientes términos: “Entre los sistemas capitalista y comunista
se encuentra el periodo de transformación revolucionaria de uno en otro. Esta
fase corresponde a un periodo de transición, cuyo estado no puede ser otro que
la dictadura revolucionaria del proletariado”. Durante su estancia en
Inglaterra, Marx también escribió crónicas sobre acontecimientos sociales y
políticos para periódicos de Europa y Estados Unidos, entre ellos varios
artículos sobre las ‘revoluciones liberales’ en España y en la América hispana. Fue
corresponsal del New York Tribune desde 1852 hasta 1861 y escribió varios
artículos para la New
American Cyclopedia.
Últimos años:
Después de la disolución
de la Liga Comunista
en 1852, Marx se mantuvo en contacto con cientos de revolucionarios a fin de
crear otra organización de la misma ideología. Sus esfuerzos y los de sus
colaboradores culminaron en 1864 con la fundación en Londres de la I Internacional.
Pronunció el discurso inaugural, escribió sus estatutos y posteriormente
dirigió la labor de su Consejo General (órgano directivo), superando las
críticas del grupo seguidor de Mijaíl Bakunin, de carácter anarquista. Tras la
eliminación y represión de la
Comuna parisina, en la que habían participado miembros de la I Internacional ,
la influencia de esta organización disminuyó y Marx recomendó trasladar su sede
a Estados Unidos. Los últimos ocho años de la vida del filósofo estuvieron
marcados por una incesante lucha contra las dolencias físicas que le impedían
trabajar en sus obras políticas y literarias. Los manuscritos y notas
encontrados en Londres después de su muerte, ocurrida el 14 de marzo de 1883,
revelan que estaba preparando un cuarto volumen de El capital que recogería la
historia de las doctrinas económicas; estos fragmentos fueron revisados por el
socialista alemán Karl Johann Kautsky y publicados bajo el título de Teorías de
la plusvalía (4 volúmenes, 1905-1910). Asimismo, Marx planeaba realizar
distintos trabajos que comprendían investigaciones matemáticas, aplicaciones de
éstas a problemas económicos y estudios sobre aspectos históricos de varios
desarrollos tecnológicos.
Influencia:
Marx no ejerció una gran
influencia en vida, fue después de su muerte cuando su pensamiento comenzó a
destacar dentro del movimiento obrero. Su concepción pasó a denominarse
marxismo o socialismo científico, una de las principales corrientes de la
teoría política contemporánea. Su análisis del sistema capitalista y su teoría
del materialismo histórico, la lucha de clases y la plusvalía son las
principales fuentes de la ideología socialista contemporánea. Su tesis sobre la
naturaleza del Estado capitalista, el camino hacia el poder y la dictadura del
proletariado tienen una importancia decisiva en la acción revolucionaria. Estas
doctrinas, comentadas por la mayoría de los socialistas después de su muerte,
fueron retomadas por Lenin en el siglo XX, y el desarrollo y aplicación que el
político ruso hizo de ellas fue el núcleo de la teoría y la praxis del
bolchevismo y de la
III Internacional. Hasta aquí la
Historia oficialmente enciclopédica.
Historia que no aparece en las enciclopedias, pero que puede ser
hallada si se busca con introversión:
Los intereses financieros siempre
han dominado a la humanidad y en este interés tiene su origen el comunismo. No
seria nada curioso si no fuera por el
hecho demostrable que en la
financiación siempre aparezcan los mismos
apellidos de los banqueros que dominan la economía mundial.
Karl Marx (Carlos Marx) escribió
sus obras gracias al financiamiento del Banquero Nathan Rotschild, y cuyos cheques
entregados a Marx pueden verse en el Museo Británico.
Una rama de los Iluminados de
Baviera que en época de Mark era conocida con el nombre de “Liga de los Justos”
(League of the Just), y surgida con mucho éxito de uno de los grupos secretos revolucionarios
franceses, la “Compañía de las Cuatro Estaciones”, recibió a dos nuevos
miembros, el judío Moisés Mordechai Marx Levi (al que conocemos como Karl Marx)
y su amigo Friedrich Engels, hijo de un industrial.
Posteriormente, ambos escribirían
para la Liga de
los Justos, el “Manifiesto del Partido Comunista”. Si bien una parte del
manifiesto procedía de ellos, la mayor parte reflejaba la ideología de la Liga de los Justos y la de
otras sociedades secretas francesas que se oponían en Francia con ideas
revolucionarias.
Gary Allen escribió a ése
respecto: De hecho, el “Manifiesto del Partido Comunista” estaba ya en
circulación desde muchos años antes, bastante antes de que fuera conocido el
nombre de Karl Marx y de que se le atribuyera el manual revolucionario. Lo que
Marx hizo realmente fue modernizar y codificar los proyectos de los principios revolucionarios
que habían sido puestos por escrito 70 años antes por Adam Weishaupt, el
fundador de los Iluminados de Baviera".
Nada se oponía, ahora al “combate
contra el capitalismo. Con su espíritu brillante, Marx consiguió modificar la
imagen de la “Liga de los Justos” de tal manera que cambió de nombre pasando a
denominarse en 1847, la Liga
de los Comunistas.
Con esto vemos claramente cómo
los Iluminados de Baviera crearon en Inglaterra y América los sistemas
“capitalistas” así como los “anti-capitalistas”, incluso los comunistas, y que
esto les permitió utilizar el conflicto resultante de forma maquiavelista;
consiguiendo mantener a la humanidad en constante discordia y perfecta confusión.
La revolución bolchevique:
Muchos judíos no poseían tierras
y debido a las numerosas leyes antisemitas en Europa, se veían obligados a
desplazarse por todos países,. En cualquier país donde permanecían, encontraban
habitualmente un rechazo unánime. A finales del siglo XIX, el único obstáculo
real que impedía a los Illuminati controlar el mundo era la Rusia zarista.
En 1881, Theodor Herzl fundó el
Movimiento Sionista en Odessa, Rusia, con la finalidad de crear una patria para
los judíos en Palestina.
En 1916, con ocasión de una
reunión de la B'
nai B' rith en Nueva York, Jacob Schiff, presidente de la Khun Loeb & CO.
Bank, fue elegido presidente del “Movimiento Sionista (revolucionario) en
Rusia”.
El 13 de enero de 1917, el judío
León Trotski (además Bronstein) llegó a Estados Unidos otorgándose le pasaporte
americano. Ocasionalmente se le vio entrar en la lujosa residencia de Jacob
Schiff.
Schiff y Trotski intercambiaron
ideas sobre las perturbaciones sionistas en Rusia y también sobre las lecciones
que habían sacado del malogro de la caída del zar. Jacob Schiff financió el
entrenamiento de los “rebeldes trotskistas”, compuestos principalmente por
judíos de los barrios del Este de Nueva Jersey.
La preparación tuvo lugar en New
Jersey, la propiedad de la
Standard Oil Company de Rockefeller. Cuando estuvieron bien
entrenados para fomentar guerrillas, los rebeldes trotskistas dejaron Estados
Unidos con una suma de 20 millones de dólares en oro que Jacob Schiff les había
entregado.
El barco “S. S. Kristianiafjord”
los llevó a Rusia para que preparasen el acontecimiento de la “revolución
bolchevique”. Trotski y Lenin.
Vamos por parte:
Revolución rusa, fue un conjunto de acontecimientos
que tuvieron lugar en la Rusia
imperial y culminaron en 1917 con la proclamación de un Estado soviético,
denominado desde 1922 Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El
término Revolución Rusa hace referencia a las dos revoluciones que triunfaron
en 1917. La primera, que comenzó con la rebelión ocurrida entre el 8 y el 12 de
marzo de 1917 (del 23 al 27 de febrero del calendario juliano, empleado
entonces en Rusia), derrocó a la monarquía aristocrática imperial; suele ser
denominada Revolución de febrero. La segunda, que se inició con una insurrección
armada el 6 y 7 de noviembre (24 y 25 de octubre), fue organizada por el
partido bolchevique en contra del Gobierno Provisional instaurado tras la
primera fase revolucionaria y operó una transformación en las relaciones
económicas, políticas y sociales de la sociedad rusa; se denomina Revolución
Bolchevique o Revolución de Octubre. (El calendario gregoriano fue adoptado por
el gobierno soviético el 31 de enero de 1918; todas las fechas que aparecen en
el artículo corresponden al nuevo calendario).
Antecedentes:
Las reformas emprendidas
por el zar Alejandro II (1855-1881) habían generado una corriente en favor del
cambio constitucional. Los gobiernos locales (zemstvo) eran considerados como
el embrión de un gobierno parlamentario y la liberalizan en materia legal
estimuló la elaboración de una legislación también a escala nacional. La
abolición de la servidumbre promovió el deseo y la necesidad de una reforma
agraria de mayor alcance; con el nuevo plan de educación instituido por el zar,
que permitió el acceso de los jóvenes que no pertenecían a la nobleza a la
enseñanza secundaria y las universidades, surgió un gran colectivo de
estudiantes que se convertirían en la vanguardia revolucionaria. El primer paso
fue la organización de un partido que protagonizara el proceso de lucha; en
1898, en Minsk, quedó fundado el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR)
que en su II Congreso (1903) ya contaba con dos facciones enfrentadas:
mencheviques y bolcheviques.
Revolución de Marzo:
El esfuerzo de la I Guerra
Mundial (un conflicto para el que Rusia no estaba preparada), la presión de los
partidos de la oposición, que desprestigiaban constantemente a la familia
imperial por el trato íntimo que ésta dispensaba al monje Grígori Yefímovich
Rasputín y denunciaban la ineficacia del gobierno, así como la propia
incompetencia de la dinastía gobernante se convirtieron en un lastre demasiado
pesado para el régimen absolutista. En marzo de 1917 se celebró una
manifestación en Petrogrado (en la actualidad, San Petersburgo), con motivo del
Día Internacional de la Mujer ,
que se convirtió en una protesta contra la escasez de alimentos a la que se
unieron tropas amotinadas; el gobierno no consiguió restablecer el orden y el
poder quedó en manos de un Gobierno Provisional formado por los miembros más
destacados de la Duma
estatal. El zar Nicolás II, que no contaba con el apoyo de ninguna fuerza,
abdicó. Su hijo quedó excluido de la sucesión debido a su frágil salud, y el
hermano del zar, el gran duque Miguel, declinó la corona salvo que ésta le
fuera ofrecida por la
Asamblea Constituyente recién reunida; dado que esto no fue
posible, la dinastía Romanov, después de tres siglos de reinado en Rusia, fue
derrocada.
El gobierno provisional y el soviet de
Petrogrado:
El Gobierno Provisional
aplicó inmediatamente diversas reformas liberales y abolió el cuerpo de
policía, sustituyéndolo por una milicia popular. La libertad de expresión
permitió a los socialistas proclamar finalmente su oposición a la guerra y
reclamar una paz democrática sin reparaciones ni anexiones. Imperaba una
atmósfera de júbilo y reconciliación que afectaba incluso al partido más
beligerante, el bolchevique, cuyos líderes regresaron de su exilio en Siberia
para dirigir la política de la organización en ausencia de su verdadero jefe,
Lenin, que se encontraba aún en Suiza. Liev Kámenev y Iósiv Stalin, redactores
del periódico bolchevique Pravda (La
Verdad ), siguieron la línea general mantenida por el Soviet
de Diputados de Obreros y Soldados de Petrogrado, y reclamaron apoyo para el
nuevo régimen siempre y cuando su política no entrara en conflicto con los
fines de la revolución. A la formación del Soviet de Petrogrado siguió la de
otros muchos en distintas ciudades rusas, con lo que en Rusia quedó establecido
lo que la historiografía posterior definiría como ‘doble poder’: el Gobierno
Provisional y los Soviets.
El 16 de abril de 1917,
Lenin consiguió llegar a Petrogrado. Su viaje había sido organizado por el
Estado Mayor alemán, que sabía que Lenin era un elocuente orador que defendería
la retirada rusa de la contienda que se venía desarrollando en Europa. Partió
en un tren especial que cruzó Alemania con destino a Suecia, y desde allí se
dirigió Rusia a través de Finlandia. Tras su llegada, Lenin expuso las llamadas
Tesis de Abril, en las que declaró que los bolcheviques no apoyarían al
Gobierno Provisional, y pidió la confraternización de los soldados de los
diversos estados en el frente para poner fin a la guerra imperialista e iniciar
la revolución a escala internacional. Su partido repudió estas tácticas
inicialmente alegando que desembocarían en un aislacionismo suicida para los
bolcheviques; sin embargo, al cabo de un mes, Lenin les había persuadido de que
la única forma de que triunfara la revolución socialista era que Rusia
abandonara la lucha en Europa y los bolcheviques se mantuvieran independientes,
evitando alianzas con otros partidos, especialmente con la mayoría menchevique
del Soviet de Petrogrado. Durante los meses siguientes, la propaganda de los
bolcheviques, fortalecidos tras el regreso del exilio en Europa y Estados Unidos de Liev
Trotski, promovió constantemente esta idea, por lo que
fueron el Soviet de Petrogrado y el Gobierno Provisional los que quedaron
aislados a mediados del verano, frente a las fuerzas que reclamaban el fin de
la lucha en Europa.
Mientras el gobierno intentaba
seguir fiel a su política de continuar la guerra hasta su conclusión
satisfactoria y mantener sus pactos con las potencias aliadas (actitud que le
supuso el desprecio del pueblo, que le consideraba el heredero político del
zar) y los socialistas moderados del Soviet se afanaban en vano por perfilar un
programa sencillo que las masas pudieran entender y respaldar, los bolcheviques
continuaban su campaña derrotista en defensa de la fraternizan. Hacia
mediados de mayo, la desintegración del Ejército era tal que, cuando el
ministro de Guerra y el ministro de Asuntos Exteriores dimitieron debido a que
éste último hizo públicos los objetivos bélicos del gobierno, Alexandr Kerenski,
un miembro del grupo socialista, decidió que podría desempeñar el cargo de
ministro de Guerra para intentar frenar el deterioro de la situación. Recorrió
el frente pronunciando discursos alentadores y pidió a las tropas que
entregaran su vida por un país democrático, no que acudieran al campo de
batalla obligados por los látigos y las armas de los superiores, como había
sido su situación cuando combatía a las órdenes del zar. La moral de las tropas
se restableció temporalmente.
En esos momentos, había
cuatro ministros socialistas en el gobierno, lo cual sirvió únicamente para
moderar las críticas y la oposición del Soviet. Sin embargo, Lenin continuó
reclamando “todo el poder para los Soviets”, a la vez que atacaba a los
socialistas que habían sido seducidos por el poder. En el Congreso de Soviets
de toda Rusia, que se celebró el 16 de junio, un delegado menchevique afirmó
enérgicamente que ningún partido podría gobernar en solitario ante tales
circunstancias, a lo que Lenin replicó que los bolcheviques sí eran capaces de
hacerlo. Sus palabras fueron recibidas con abucheos y burlas. En este I
Congreso de Soviets, se creó un órgano central para la organización de los
mismos: el Comité Ejecutivo Central de Soviets de toda Rusia (VTsIK).
El Gobierno Provisional,
incapaz de solucionar los problemas internos y anhelando poner fin a sus
compromisos con los aliados occidentales, lanzó una ofensiva a finales de julio
que fracasó y provocó la des organización del Ejército. Parecía que la
propaganda bolchevique estaba justificada y los soldados, en palabras de Lenin,
“votaron con los pies” cuando desertaron del frente. La situación en Petrogrado
era tal que el Congreso de Soviets se vio obligado a reclamar la abolición de la Duma y la convocatoria de una
asamblea constituyente para el 30 de septiembre. La gran influencia de los
bolcheviques quedó demostrada en una manifestación organizada por el Soviet, a
la que acudieron 400.000 trabajadores de Petrogrado, y a la que siguió una
marcha armada de 500.000 trabajadores, soldados y tropas procedentes de la
fortaleza insular de Kronstadt los días 16, 17 y 18 de julio. Las fuerzas de
los bolcheviques se encontraban en el núcleo más beligerante de esta gran masa
armada, formada por tropas de guarnición poco dispuestas a poner en práctica el
plan del Gobierno Provisional; éste consistía en enviar a los soldados al
frente siguiendo un sistema rotativo, mientras que los bolcheviques deseaban
mantenerlos en la capital para hacerse con el poder.
El aumento del poder de los Bolcheviques:
Parecía que había llegado
el momento de que los bolcheviques asumieran el mando, pero Lenin no confiaba
aún en que su partido contara con suficiente apoyo fuera de la capital o en que
el Gobierno Provisional hubiera perdido el respaldo del Ejército; por ello,
trató de convencer al Soviet de que sus intenciones eran pacíficas. A su vez,
el gobierno estaba preparando un proceso contra Lenin, al que se acusaba de ser
un agente al servicio de Alemania. Sin embargo, Lenin fue puesto sobre aviso y
pudo huir a Finlandia. En Petrogrado, los bolcheviques tuvieron que hacer
frente a una prensa hostil, y a la opinión pública, que les acusaba de intentar
traicionar al Ejército y de estar preparando un golpe de Estado.
Resulta paradójico que
los bolcheviques acabaran salvándose gracias al propio gobierno. Mientras Lenin
y su partido atacaban al gobierno por su lamentable administración en todos los
campos, un ansia de revanchismo se había apoderado de los oficiales del
Ejército, liderados por su comandante en jefe, el general Lavr Kornílov. El
lema “democracia soviética” impedía a los oficiales cumplir con su deber
militar tanto en el frente como en la retaguardia, y la ola de indignación se
materializó en un plan de acción. Kornílov apremió a Kerenski, que se había
convertido en primer ministro el 20 de julio, para que le permitiera dirigirse
a la capital con una división de tropas leales, eliminar a la oposición e
implantar una dictadura militar. Kerenski accedió en un principio, pero revocó
la orden más tarde ante el temor de ser él mismo uno de los objetivos de
Kornílov. Éste ignoró la anulación de la orden y avanzó hacia la capital.
Kerenski mandó que fuera arrestado y solicitó al Soviet y los bolcheviques, a
los que suministró armas, que defendieran Petrogrado. Mientras tanto, los
soldados y trabajadores que habían de hacer frente a las tropas de Kornílov
consiguieron convencerlas de que no avanzaran, con lo que concluyó el golpe de
Estado.
Sin embargo, estos acontecimientos
tuvieron dos importantes consecuencias: la acción del gobierno fue considerada
como una traición por el cuerpo de oficiales, por lo que el gabinete de
Kerenski perdió prácticamente todo el apoyo militar, mientras que sus más
acérrimos enemigos, los bolcheviques, tenían a su disposición en esos momentos
a 40.000 soldados disciplinados y armados, la Guardia Roja. Lenin
comenzó a preparar la campaña para llevar a cabo una rebelión armada. Desde su
refugio finés, envió numerosos artículos al diario Pravda y dirigió diversas
cartas al comité del partido bolchevique; había llegado el momento de que el
Soviet se hiciera con el poder. A pesar del fervor con el que había alentado a
sus seguidores, Lenin no estaba seguro de que la revolución pudiera triunfar ni
de que ésta fuera acogida favorablemente en todo el país. Fue Trotski,
entonces presidente del Soviet de Petrogrado, quien encontró la solución; tras
formar el Comité Militar Revolucionario, convenció a Lenin de que hiciera
coincidir el alzamiento con el II Congreso de los Soviets, convocado para el 7
de noviembre, y declarara que el poder había sido transferido a los Soviets de
Diputados de Obreros, Soldados y Campesinos, con lo que disminuiría el riesgo
de que se le acusara de haber usurpado el poder en nombre de la clase
trabajadora.
En la noche del 6 de noviembre,
la Guardia Roja
ocupó los emplazamientos claves de la capital y tomó el Palacio de Invierno, en
donde fueron arrestados los ministros del Gobierno Provisional (Kerenski
consiguió escapar). Al día siguiente, Trotski anunció, según lo previsto, el
traspaso del poder a los Soviets.
El nuevo gobierno:
El Congreso de Soviets
de toda Rusia se reservó para sí el poder supremo en la nueva estructura
gubernamental. El cumplimiento de las decisiones aprobadas en el Congreso se
encargó al Soviet (Consejo) de Comisarios del Pueblo (o Sovnarkom), que
constituía el primer Gobierno Obrero y Campesino, y tenía un carácter
provisional hasta que fuese convocada una Asamblea Constituyente. Su autoridad
estaba supeditada al Congreso de los Soviets y a su Comité Ejecutivo Central.
Cada uno de los comisarios presidía una comisión, el equivalente de los
ministerios de otros regímenes. Lenin fue elegido presidente del primer
Sovnarkom, gabinete en el que también ingresaron Trotski (como comisario del
pueblo (ministro) para las Relaciones Exteriores) y Stalin (comisario del
pueblo para las Nacionalidades).
Los Decretos sobre la Paz (para iniciar rápidamente
negociaciones que condujeran a la misma) y sobre la Tierra (nacionalización de
ésta y abolición de los grandes latifundios sin indemnización), adoptados por
el II Congreso de Soviets de toda Rusia antes de su disolución, recibieron un
amplio apoyo por parte del nuevo gobierno, y fueron decisivas a la hora de
garantizar la victoria de los bolcheviques en otras ciudades y provincias. El
15 de noviembre, el Consejo de Comisarios del Pueblo proclamó, mediante la Declaración de los
Derechos de los Pueblos de Rusia, el derecho a la autodeterminación de éstos,
sobre la base de la plena igualdad y soberanía, lo que abría la posibilidad de
que las nacionalidades que habían sido integradas por la fuerza en el Imperio
zarista pudieran separarse voluntariamente; no obstante, esta cámara expresó su
confianza en que los trabajadores de distintos pueblos nacionales decidieran permanecer
en Rusia. Se nacionalizaron los bancos y se concedió el control de la
producción a los trabajadores. La industria se fue nacionalizando gradualmente.
La Asamblea
Constituyente , que se reunió en Petrogrado en enero de 1918,
y en la que los bolcheviques eran únicamente una pequeña minoría, fue disuelta
por el nuevo gobierno, alegándose que, en tanto que representaba la fase
burguesa de la revolución por haber sido convocada por el Gobierno Provisional,
debía ser sustituida por una auténtica institución revolucionaria, como sucedió
de hecho cuando en su lugar fue reunido el III Congreso de Soviets de toda
Rusia, que aprobó la
Declaración de los Derechos del Pueblo Trabajador y
Explotado, como preámbulo de la
Constitución por la que quedó proclamada la República Socialista
Soviética Federada de Rusia.
La guerra civil:
Una vez que los bolcheviques
se hicieron con el control, el nuevo gobierno puso fin a la participación de
Rusia en la I Guerra
Mundial a través de la firma de la
Paz de Brest-Litovsk el 3 de marzo de 1918. De acuerdo con lo
establecido en este tratado, los rusos se vieron obligados a entregar los
estados bálticos, Finlandia, Polonia y Ucrania. El pueblo se indignó por la
pérdida de estos territorios, y la oposición al partido bolchevique provocó una
guerra civil que se inició en 1918 y concluyó en 1920. El gobierno de Lenin,
establecido en Moscú (la nueva capital), adoptó medidas para eliminar a sus
rivales políticos. Aunque el campesino no era seguidor de los comunistas,
decidió apoyarles ante el temor de que una victoria de los ‘blancos’ acarreara
la restauración de la monarquía. El Ejército Blanco, desorganizado y con
escasos apoyos, fue derrotado en 1920 por el Ejército Rojo.
Lenin y el Partido Comunista
Ruso (nombre que recibió en 1918 la formación política integrada por los
bolcheviques del antiguo POSDR) se hicieron con el control del país. Las
huelgas de los trabajadores, las revueltas campesinas y la rebelión de la
guarnición de Kronstadt, que reclamaba un gobierno formado exclusivamente por
socialistas, fueron reprimidas en poco tiempo. En 1921, Lenin estableció la Nueva Política
Económica para fortalecer al nuevo Estado, empobrecido tras siete años de
desórdenes y declive económico. El 30 de diciembre de 1922 se constituyó
oficialmente la Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en la que los territorios étnicos del
antiguo Imperio Ruso se unieron a la República Socialista
Soviética Federada de Rusia.
¿MENTIRA O VERDAD?
Durante toda una vida me he planteado
que el problema no es ideológico, no es el capitalismo, el marxismo ni el
Comunismo, el asunto esta en una clase muy superior que dominan todos los
gobiernos de la tierra y esa clase no juega con sus intereses mercuriales, esas
grandes familias banqueras son la que controlan el mundo y mucho que no
investigan están como guanajos y borregos creyendo que el problema es
ideológico, grandes familias banqueras controlan el mundo, magnates petroleros
y el mundo del Jet-set del manejo mundial de la economía y el Don dinero.
He intentado tener algunas horas
de reflexión, analizando quienes gobiernan el mundo y las conspiraciones
bancarias dirigidas a crear crisis económicas para favorecer a un grupo
indeterminado de familias que gobiernan el mundo.
Y comenzando a investigar que
desde los años (1743-1812) nació un ingenioso personaje llamado Meyer Amschel
Rothschild que a diferencia de otros banqueros, este banquero alemán de origen
judío se dio cuenta de que la mejor forma de hacer fortuna era prestar grandes
sumas de dinero a diferentes potencias europeas, a un alto interés. El único problema
consistía en que esos países pagaran los préstamos Rothschild era consciente de
la posibilidad que los grandes reyes y gobernantes de su época se negaran a
rembolsar la deuda.
Una de la forma de asegurar la
devolución del préstamo era lograr cierto poder en esos gobiernos para, de este
modo, poseer la facultad de intervenir en su política nacional. La celada
consistía en que si el rey o Gobernante intentaba desviarse de la línea marcada
por el gran banquero, financiaba a su enemigo o rival. Es decir, toda nación debe
tener enemigo, y si no existía Rothschild se encargaba de crearlo.
Para llevar a cabo su plan, el
banquero repartió sus hijos por Europa, creando diferentes sucursales de su entidad
bancaria. A lo largo del siglo XIX se puede apreciar la influencia de los
Rothschild en buena parte de los conflictos europeos. El profesor de economía
Stuart Crane escribe. Sí uno mira hacia atrás, se da cuenta de que cada guerra
en Europa durante el siglo XIX, terminaba con el establecimiento de una balanza
de poder. Cada vez que se barajaban los naipes, había un balance de poder en un nuevo agrupamiento alrededor dela
Casa de Rothschild en Inglaterra, Francia o Austria.....Investigando
los estados de deuda de las naciones en guerra, generalmente indicarán quien
será castigado.
de poder. Cada vez que se barajaban los naipes, había un balance de poder en un nuevo agrupamiento alrededor de
Años mas tarde, otras familias de
banqueros se apuntarían al mismo juego de trafico de influencia sobre los
estados y naciones, verdaderos planificadores juntos a los Rothschild responsable
de la historia de la humanidad y el mundo durante los siglos XIX, XX y en ahora
XXI.
Algunas de las prebendas y
concesiones por los préstamos a naciones se referían a explotación de minas,
facilidad para montar todo tipo de industrias, explotación en la zona franca y
todo tipo de control en la política económica de los gobiernos donde esta
familias de banqueros prestaban.
Pero esta grandes familias de
banqueros lo que ansiaban realmente era el control del dinero nacional. Para
ello consiguieron que las principales potencias europeas, como pago a los
préstamos, les concediesen el control de sus bancos centrales.
Así nacieron los bancos centrales
de cada país, por ejemplo en Alemania, Inglaterra o Francia.
Sobre esta cuestión, el London Financial Times del 26 de septiembre
de 1921 publicaba que media docena de hombres, en la cumbre de los cinco grandes
bancos, podrían alterar toda la obra financiera del gobiernos.
En Estados Unidos, el presidente
Thomas Jefferson, temiéndose lo que se avecinaba, como ahora en la gran recepción
financiera en ese tiempo escribió. ¨ Creo sinceramente, como tú, que los
establecimientos bancarios son más peligrosos que los ejércitos en pie.
Cada vez un mayor número de
políticos se percataban de que las grandes familias de banqueros en vez de
competir entre si, más bien constituían alianzas para llevar a cabo un plan de
acción común. Estas alianzas no se llevaron a cabo con fusiones bancarias, sino
por medio de lazos mucho más fuertes. Nos referimos a los lazos matrimoniales.
Así, con las uniones de sangre, comienza la verdadera historia del poder mundial y la globalización, podemos ver como grandes familias de banqueros se casaban entre si, como también grandes familias de ricos se casan.
Así, con las uniones de sangre, comienza la verdadera historia del poder mundial y la globalización, podemos ver como grandes familias de banqueros se casaban entre si, como también grandes familias de ricos se casan.
Una vez conseguido todo el poder
europeo casaban los banqueros sus familias con otros banqueros. Los banqueros
que son los verdaderos conspiradores modernos, pusieron sus mira a los Estados
Unidos, pieza fundamental para obtener el poder absoluto ya que lo tenían en
Europa, su plan soterrado era crear un banco central estadounidense que controlarían
totalmente, al igual que estaban haciendo con los grandes bancos europeos.
El senador Nelson Aldrich,
recordemos, agente del grupo Morgan, se dedico junto a Paul Warburg a fomentar
la idea de una Transformación Bancaria en Estados Unidos para el año 1907 a la igual que ahora se
produce un pánico bancario de cierta relevancia fomentando por la banca Morgan,
por lo que Aldrich consigue el apoyo del Senado para
presidirla Comisión
monetaria Nacional del Senado.
presidir
Desde esa privilegiada posición,
Aldrich organizo a finales de 1910 la reunión secreta más importante de la
historia de los Estados Unidos y probablemente del mundo. En la isla Jekyl se
reunieron Paúl Warburg, Nebjamin Strong, presidente en ese entonces de la Bankers Trust , propiedad
de los Morgan, Hewnry P. Davinson, miembro de la compañía J.P. Morgan, Frank A.
Vanderpil, presidente del Nacional City Bank, propiedad de Los Rockefeller y P.
Piatt Andrew, segundo secretario de la Tesorería de los Estados Unidos.
Allí decidieron, según confesaría
Vanderlip en sus memorias, la creación del Banco Central estadounidense. Los
participantes acordaron evitar este nombre para no levantar las suspicacias del
publicó y decidieron llamarle Reserva Federal. El informe de la Comisión Monetaria
y la Ley del
sistema de la Reserva
Federal también fueron
elaborados en dicha reunión.
elaborados en dicha reunión.
Sin embargo, la ley Aldrich no
fue aprobada por el Congreso y los banqueros tuvieron que esperar un par de
años para llevar a cabo sus planes, el problema se resolvió en las elecciones presidenciales
de T. Roosevelt, donde Wilson y Taft. Los dos primeros fueron apoyados en su
campaña por los mismos que idearon la ley de la Reserva Federal.
Cuando Wilson gano las elecciones, inmediatamente consiguió que el congreso
aprobase la Ley.
Los banqueros controlaban ya el
Banco Central de los Estados Unidos. Wright Patman, presidente de la Comisión Bancaria
del Congreso, advirtió refiriéndose a la creación de la Reserva Federal. En
Los Estados Unidos de hoy tenemos, en efecto, dos gobiernos....Un gobierno
legal debidamente constituido y otro independiente, sin control ni coordinación, esto es el sistema de la Reserva Federal.
Comentarios de muchos
profesionales que no investigan o iluso creen que los presidentes de mundo son lo
que mandan en los gobiernos. Atento contra los intereses.
Por su parte el senador C. A. Lindbergh
afirmó que este acto establece el trust más poderoso de la tierra. Cuando el
presidente firme este acto, el gobierno invisible del poder monetario sea legalizado.
Desde entonces las depresiones económicas son totalmente planificadas, incluido
el famoso Crack de 1929, tal como reconoció
Louis MacFadden, presidente dela Comisión Bancaria y Comité de Circulante del
Congreso.
Louis MacFadden, presidente de
Nota para reflexión: En
1926, la Standard Oil
de New York y su subsidiaria, la Vacuum Oil
Company, a traves de Chase nacional Bank, cerro un acuerdo para vender petróleo
soviético en los países Europeos. En ese momento se informó de que habían hecho
un préstamo a los bolcheviques de 75 millones de dólares, parte del precio del
acuerdo. En 1927, el socio de Rusia la Standard
Oil de New York, construyó una refinaría de petróleo en
Rusia.
*¿QUE SABE EL PEZ DEL AGUA DONDE
VIVE TODA SU VIDA?
*¿QUE IMPORTA SABER LO QUE
ES UNA LINEA RECTA, SI NO SE SABE LO QUE
ES LA RECTITUD.
*EN DEMOCRACIAS, LAS REVOLUCIONES
SON CASI SIEMPRE OBRAS DE LOS DEMAGOGO.
[J§l].
MMXIII.
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