La Historia no contada

La Historia no contada
José Luis Rodríguez Pereiro

martes, 17 de septiembre de 2013

¿UNA VERDAD SOBRE ZOMBIS?

INNEGABLE VERDAD SOBRE LOS ZOMBIS.

De unos años a esta parte, el mundo entero vive un boom inusitado del género Zombi, con series de televisión, libros convertidos en best seller, cómics y películas dedicadas a tan terrorífico personajes. Y lo que aún está por llegar.

DEFINICIÓN:
Un zombi (en ocasiones escrito erróneamente con la grafía inglesa zombie) es, originalmente, una figura legendaria propia de las regiones donde se practica el culto vudú. Se trata de un muerto resucitado por medios mágicos por un hechicero para convertirlo en su esclavo.
De acuerdo con la creencia, un houngan, bokor o hechicero vudú, sería capaz, mediante un ritual, de resucitar a un muerto, que quedaría sin embargo sometido en adelante a la voluntad de la persona que le devuelve a la vida.
Coloquialmente y en sentido figurado, zombi se usa para designar a quien hace las cosas mecánicamente como si estuviera privado de voluntad.
LAS PRUEBAS DE LOS MUERTOS VIVIENTES:
Desde 1932 Desde que Bela Lugosi protagonizara La legión de los hombres sin alma, los zombis se han posicionado como rivales muy competitivos de los vampiros, las momias y los monstruos tipo Frankenstein. Son criaturas que tienen mucho gancho para la producción artística y en el folclore popular, pero ¿qué son exactamente? Y la gran pregunta: ¿existen?
Según Alfred Métraux, autor del libro Le Vaudou haitien, publicado en 1959, los zombis son "difuntos debidamente registrados, a cuyo entierro han asistido testigos, que al cabo de unos años reaparecen en un estado que roza la imbecilidad. En Puerto Príncipe hay unos cuantos, incluso entre los más instruidos, que no dan credibilidad a estas historias macabras".
Como es lógico, fuera de Haití dichas historias se recibieron con cierto escepticismo.
LA ZOMBIFICACION:
Uno de los primeros extranjeros que presenció un episodio relacionado con zombis en Haití fue la escritora y etnógrafa Zora Neale Hurston, formada en Estados Unidos con el presti­gioso antropólogo Franz Boas. En octubre de 1936 una mujer vagaba desnuda por el valle de Artibonite. Se llamaba Felicia Félix-Mentor y había muerto y sido enterrada con 29 años. Hurston visitó a la mujer en el hospital de Gonaives y contó que tenía "la cara pálida, la mirada muerta y los párpados blancos, como si se los hubieran quemado con ácido".
Según ella, en Haití a la gente se la "zombificaba" cuando traicionaban los secretos de alguna sociedad clandestina. Nadie la creyó; Métraux se refirió a ella con condescendencia: "Zora Houston [sic], que es muy supersticiosa...". Aun así, Métraux reprodujo una historia protagonizada por dos miembros de la alta sociedad: a uno de ellos se le estropeó el coche y fue invitado a casa de un señor con barba blanca, que resultó ser houngan, cura vudú. Molesto por el escepticismo de su invitado sobre el wanga (hechizo mágico), le preguntó si había conocido a un tal monsieur Celestin, amigo íntimo del visitante. El anfitrión dio un latigazo y entró en la estancia un hombre arrastrando los pies.
El visitante, horrorizado, reconoció a su viejo amigo Celestin, fallecido seis meses atrás. El zombi alargó la mano hacia un vaso (al parecer tenía sed), pero en ese momento el houngan lo detuvo diciendo que no había nada más peligroso que dar o recibir algo de la mano de un muerto viviente. Le contó que Celestin había muerto víctima de un hechizo y que el brujo que lo había matado se lo vendió por 12 dólares.
Ésta y otras historias relatadas por Métraux reflejan su creencia en que los zombis son personas que, literalmente, han muerto y resucitado. Como es de suponer siempre negó que se tratara de una superstición.
UNA HERENCIA DEL ESCLAVISMO:
Dos siglos después de su descubrimiento en 1492, la isla de Santo Domingo (actual Haití) se había convertido en una base de ope­raciones de piratas y bucaneros. En 1697 los españoles cedieron la isla a los colonos franceses, que desarrollaron un próspero comercio de azúcar gracias a los esclavos africanos.
El trato que recibían los esclavos era de una crueldad absoluta; los colgaban clavándoles las orejas de los árboles, o los untaban de melaza para que las hormigas se los comieran vivos, por ejemplo. Ante semejante situación muchos intentaban huir a las montañas, aun a riesgo de ser capturados y duramente castigados.
En la década de 1740 un esclavo llamado Macandal, que había perdido el brazo en una prensa de azúcar, huyó al monte y enseñó a los cimarrones (como se conocía a los esclavos que huían) cómo envenenar a los colonos y a su ganado. Macandal acabaría siendo traicionado y condenado a la hoguera (según dicen logró escapar utilizando sus poderes mágicos). Desde entonces las sociedades secretas extendieron la leyenda entre los esclavos negros.
Tras las sublevaciones de la década de 1790 las autoridades francesas se fueron desmoronando poco a poco, y a pesar de la salvaje restauración liderada por Napoleón, el emperador jamás logró conquistar el interior de la isla. Desde que se marcharon los franceses en 1804 y hasta 1859 se sucedieron varios emperadores negros, pero desde entonces se han alternado situaciones de apa­rente anarquía con épocas de autoritarismo extremo.
Zora Neale Hurston afirmó que la zombificación se efectuaba con la ayuda de un "veneno de acción rápida". Una aseveración que ganó credibilidad a principios de la década de 1980 cuando el joven antropólogo estadounidense Wade Davis oyó rumores de que el veneno de los Tetraodontidae (especie a la que pertenece el pez globo) se utilizaba para zombificar a las víctimas.
EL HERMANO ZOMBI:
A través del psiquiatra neoyorquino Nathan Hiñe, Wade Davis se enteró de dos casos que parecían demostrar que la zombificación no era una fantasía. En 1962 un campesino haitiano de 40 años, Clairvius Narcisse, ingresó con fiebre en el hospital Albert Schweitzer, en el valle de Artibonite. Dos días después murió y fue enterrado. En 1980 un hombre abordó a la hermana del difunto, Angelina, y se identificó como el fallecido. Le dijo que había sido zombificado por orden de su otro hermano, con quien mantenía una disputa patrimonial. Clairvius le contó que lo habían sacado de la tumba y lo habían llevado a trabajar con otros zombis. Al cabo de dos años consiguió huir; desde entonces vagaba por el país. Al enterarse de la muerte de su hermano, decidió volver al pueblo.
Su identidad fue confirmada y la BBC produjo un reportaje sobre el caso. El mismo año un grupo de zombis apareció vagando por el norte de Haití, justo donde Clairvius había cumplido sus supuestos trabajos forzados. Todos ellos confirmaron el relato de su huida.
Cuando Davis llegó a Haití se interesó por una planta llamada Datura stramonium, también cono­cida como estramonio o hierba del diablo. Fue a ver a Max Beauvoir, experto en vudú, y entrevistó a Clairvius, quien confirmó todo lo que se había dicho de él.
EL VENENO DEL PEZ GLOBO:
La investigación de Davis lo llevó hasta un sapo venenoso, la Rhinella marina (o sapo de caña) y a dos variedades de Tetmodontidae que se hinchan a base de agua cuando se sienten amenazadas. Ambos contienen una neurotoxina letal llamada tetradoxina, que es muy potente (una pizca es suficiente para causar la muerte).
De hecho, un relato de 1774 cuenta que el capitán James Cook sufrió lo indecible tras ingerir huevas y el hígado cocinado de un pez globo. Actualmente el sashimi de pez globo es una delicatessen en Japón. Los chefs separan las partes venenosas del pez, pero el hígado, que puede resultar letal, se come una vez lavado y hervido.
Davis tuvo claro que el veneno del pez globo no era el único secreto de la zombificación. En La serpiente y el arco iris, de 1985, describe la búsqueda de las muestras de veneno que llevó a cabo. Su objetivo era conseguirlas para que las estudiasen en un laboratorio. Conoció a varios houngaw y asistió a interesantísimas ceremonias; en algunas vio a gente poseída por espíritus y presenció cómo una mujer se ponía un cigarrillo encendido en la lengua sin quemarse.
ZOMBIS DE VERDAD:
El periplo de Davis concluyó de forma precipitada cuando uno de sus principales patrocinadores murió y otro sufrió un infarto. No obstante, en su libro deja bastante claro que el secreto de la zombificación es un veneno capaz de provocar todos los síntomas de la muerte. Una vez exhumado el cuerpo, se le suele administrar un antídoto y otras drogas que lo dejan prácticamente idiotizado.
Un programa de televisión producido en 1984 por la BBC confirmó que la zombificación es fruto de un veneno que afecta a ciertas conexiones neuronales y reduce el nivel de la conciencia.
A Davis no le quedaron muchas dudas sobre el tema, pero parece que su investigación sobre el vudú lo convenció de que la clave iba más allá de las explicaciones puramente naturalistas.
LA OBRA DE UN MARIDO CELOSO:
En 1976 una mujer de 30 años llamada Francina Illeus, conocida como Ti Femme, fue declarada muerta. Al cabo de tres años su madre la halló con vida; la reconoció por una cicatriz en la sien. Al examinar el ataúd de Illeus se descubrió que estaba lleno de piedras. La teoría de la difunta era que su marido la había mandado zombificar tras un ataque de celos.
CREANDO EL VIRUS ZOMBI:
Imagínese un escenario en el que, mediante técnicas de ingeniería genética, el virus de la rabia se mezcle con el de la gripe para que sea transmisible por el aire, con el del sarampión para que produzca cambios en la personalidad, con el de la encefalitis para que el cerebro arda de fiebre y aumente la agresividad y, por ultimo, con el del ébola para que el infectado sangre a borbotones. Todo combinado produciría algo como un virus zombi. Ahora ¿veríamos tan simpáticos a los zombis de saber que es un fenómeno factible?
En un documental de National Geographic Titulado “La verdad detrás de los Zombis, Emitido el 2 de Octubre del año 2011 en Estados Unidos, afirma: “Los humanos no podemos volver a la vida una vez que morimos, pero que, según los científicos, ciertos virus podrían unirse genéticamente para crear un comportamiento agresivo en las personas y una conducta propia de los zombis que aparecen en las películas.

*Todo lo desconocido, es un misterio; pero todo lo conocido e inexplicable es un enigma.
*Solo es útil el conocimiento que nos hace mejores.
*La religión esta en el corazón no en las rodillas.

                                                                                                                                                             
[J§l].
MMXIII.
UNA MENTE ABIERTA PUEDE CAMBIAR EL MUNDO.

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