¿Es posible borrar recuerdos e implantar otros nuevos?:
De todos los enigmas que nos
rodean, nosotros mismos somos, en realidad, el más profundo y fascinante de
ellos. No se nos ocurre una suerte de manipulación más perversa que esta: que
alguien borre nuestros recuerdos y nos inserte unos nuevos, que nunca se
produjeron. ¿Es esto posible?
A mediados del siglo XIX hubo un
caso que revolucionó por completo la comprensión de la mente humana. Fue protagonizado,
sin desearlo, por un ferroviario norteamericano llamado Phineas Gage. Su
nombre, hoy, es mítico en el campo de la psiquiatría y la psicología. En 1848
Gage tenía 25 años y estaba trabajando como capataz en la construcción del
ferrocarril en el estado de Vermont (noreste de Estados Unidos). Durante la
voladura de una roca, una barra de hierro salió disparada e impactó contra su
rostro. El metal atravesó su cráneo desde la mejilla izquierda, saliendo por el
lado contrario de su cabeza y atravesando su córtex anterior. Lo normal es que
Gage hubiera muerto en el acto. Pero no fue así. De hecho, solo tardó dos meses
en recuperarse de sus heridas. Algo que, de por sí, podría estar en los anales
de la medicina, pero que no es nada en comparación con lo que sucedió después.
De ser un hombre prudente, equilibrado y amante de su esposa, pasó a
transformarse en alguien poco equilibrado, agresivo e incluso insultante en el
trato.
Su mujer lo abandonó, perdió su
empleo y acabó trabajando como feriante hasta su muerte, a la temprana edad de
38 años. Para él, aquel suceso destruyó su vida. Pero para la medicina supuso
una revolución. Quedaba patente que la personalidad no se halla en el alma, si
es que existe, sino en el cerebro. El accidente de Gage cambió por completo su
comportamiento, demostrando que este tiene una base puramente biológica.
Control mental:
Phineas Gage abrió un nuevo
horizonte. Si el ser humano es una "máquina biológica" que incluye a
su cerebro, debe existir la posibilidad de manipularlo y controlarlo. Así lo
demostró en la práctica un científico español que trabajó para el Gobierno de
Estados Unidos en programas secretos de la CÍA : el doctor José Manuel Rodríguez Delgado. A
él se debe el descubrimiento del stimoceiver, un dispositivo electrónico que,
implantando en el cerebro, permite influir en el comportamiento. Rodríguez
Delgado afirmó que, aunque fuera algo triste, es posible controlar la conducta
de un ser humano como si se tratara de un juguete accionado por control remoto.
El eminente fisiólogo un tanto frankensteiniano, se dedicó a desarrollar un
microchip autónomo para ser implantado en el cerebro, y llegó a proponer ante
el Congreso de Estados Unidos en los años 70 del siglo pasado que este fuera de
uso obligatorio para todos los ciudadanos. Un medio, explicó, de controlar a
la población. Según muchos investigadores, este microchip es una realidad
desde hace algunos años; puede inyectarse en la médula ósea y auto implantarse
en la base del cerebro. Si es así, se trata del mayor ataque a la libertad
individual que podemos concebir, ya que anula la independencia mental. Ni
siquiera Jean Paúl Sartre podría ser libre en esa cárcel interior que lleva
hasta las últimas consecuencias las ideas expuestas en el libro 1.984 de Georges
Orwell.
Control mediante sustancias químicas y
campos electromagnéticos:
Según el eminente psicólogo Manuel
Martín Loeches, profesor de Psicobiología y Neuro-ciencia cognitiva en la Universidad Complu tense
de Madrid, el cerebro humano es un sistema electroquímico que funciona como
una auténtica máquina. Las neuronas se comunican entre ellas mediante procesos
químicos, y dentro de las neuronas la transmisión se efectúa mediante
corrientes eléctricas. Eso es todo, sin que se necesite una realidad espiritual
o inmaterial para generar la mente. En este marco puramente materialista, el
control mental es posible, pero con ciertos matices. Martín Loeches no cree
que se pueda lograr una anulación completa de la voluntad hasta el punto de
dominarla. Pero sí influenciar a una persona con campos electromagnéticos o
sustancias químicas. Es el caso del la escopolamina, que se empleaba antes del
la aparición del pentotal sódico como "suero I de la verdad". Este
alcaloide, que se extrae del diversas plantas, puede inhibir la voluntad del un
individuo y convertirlo en una especie de autómata, llegando a borrar los
recuerdos de lo que ha hecho bajo su influencia. También se han relacionado muy
conspiranoicamente, la verdad las antenas del programa HAARP, con un intento de
las autoridades norteamericanas para controlar en secreto la mente de los
ciudadanos.
La memoria:
Hay quienes creen que nuestra
identidad se fundamenta esencialmente en la memoria. Quiénes somos no puede
concebirse de un modo ajeno a nuestros recuerdos, acumulados a lo largo de la vida.
Cuando una persona sufre amnesia severa, su "yo" sigue existiendo,
pero su identidad desaparece en cierta medida. Aunque lo curioso es que
algunos recuerdos persisten. Ello se debe a que hay dos clases de memoria: la
declarativa, o explícita, y la procedimental, o implícita. La primera engloba
los recuerdos de las vivencias y experiencias personales, y también los
conocimientos generales, como hablar en un cierto idioma. La segunda se refiere
a las habilidades adquiridas, como andar, usar un tenedor o tocar el piano.
Por eso es común que una persona
que ha olvidado su propio nombre o el rostro de su pareja sea capaz, sin
embargo, de conducir un coche o utilizar un ordenador. Y aquí está la clave en
la manipulación de los recuerdos. Según Elizabeth Loftus, una prestigiosa psicóloga
norteamericana, profesora en la
Uni versidad de California (EE.UU.), los recuerdos son
moldeables. Varían a lo largo del tiempo a medida que los evocamos y adquieren
nuevos matices que tienen que ver con nuestra mentalidad o conjunto de valores
actuales. Esto permite que se puedan alterar, falsificar e incluso borrar, y en
ocasiones sin permiso o intervención directa del sujeto. Loftus ha demostrado
experimentalmente que ello es posible, y no solo en niños, cuyas mentes son
más fáciles de "asaltar". En los años 90 del pasado siglo se llevó a
cabo una experiencia que pretendía introducir en la mente de varios sujetos un
falso recuerdo, para demostrar la conveniencia de que los investigadores
criminales (por ejemplo, en juicios sobre abuso sexual) eviten el empleo de la
sugestión en los interrogatorios. La base de trabajo eran conocimientos ajenos
al recuerdo, desde casos ocurridos a otras personas hasta noticias o películas
de ficción, y siempre evocando sensaciones como el tacto o el olfato. El
resultado fue que el falso recuerdo se generó en las mentes de los sujetos
como si fuera completamente auténtico e indistinguible de la realidad. En este
caso, fue un recuerdo "inocente": Bugs Bunny en Disneylandia. Algo no
solo falso, sino imposible, ya que el simpático conejo pertenece a la compañía
de los hermanos Warner, y no a la multinacional; fundada por Walt Disney.
El caso demianiuk:
Iván Demianiuk (o John Demjanjuk,
desde que obtuvo la nacionalidad estadounidense) apodado Iván el Terrible, fue
un ucraniano que participó con los nazis en la muerte de casi 28.000 personas
en el campo de exterminio polaco de Sobibor. Detenido en los años 80, se le
sometió a un juicio en Israel se le declaró culpable y se le condenó a morir en
la horca... Pero las cosas no quedaron del todo claras. Por eso, la Corte Suprema de
Israel anuló la sentencia. Demianiuk había sido nazi, pero sus recuerdos no
eran del todo coherentes y, además, se demostró que su verdadero apellido era
Marchenko.
La posibilidad de que este hombre
hubiera "inventado" sus recuerdos de un modo inconsciente está ahí.
Es obvio que su frialdad y falta de arrepentimiento dejaron patente que se
trataba de un ser sin escrúpulo que muy bien hubiera sido capaz de protagonizar
los terribles crímenes que se le imputaban. Pero el hecho es que, con casi
completa seguridad, no los protagonizó. Su mente creó falsos recuerdos, quizá
por un reprimido sentimiento de culpa cuya no exteriorización formaba parte de
su deseo de expiar su perversidad.
En un
sentido general, resulta
bastante obvio que no hay mejor culpable de un crimen que el ciudadano
honesto que de pronto, recuerda haberlo cometido y no es capaz de negarlo. Se
trata de emplear técnicas psicológicas,
como la hipnosis, en combinación con sustancias químicas. La conclusión inquietante
es que nuestra mente es totalmente manipulable.
Las caras de la hipnosis:
Esta controvertida técnica
siempre ha estado rodeada de un halo de misterio, quizá porque muchos expertos
e investigadores no se atreven a hablar de ella a las claras. Por alguna razón,
muchas personas creen que la hipnosis es un mito. Nada más equivocado. La hipnosis
pertenece al campo de la psicología científica Por tanto, es una realidad que
ha demostrado su validez empírica a lo largo de décadas que hoy se utiliza para
incrementar la eficacia de numerosos tratamientos médicos y psicológicos
(vencer el miedo a volar, superar tabaquismo, como anestesia psicológica,
etc.).
Lo que sí es un mito es que la
hipnosis implique necesariamente una especie de estado de relajación próximo
al sueño, o que se practique en lugares oscuros y con los ojos cerrados (lo
cual es solo una de las muchas formas de inducir el estado hipnótico). Existe
una variante muy distinta, llamada "hipnosis despierta", en la cual
la persona se mantiene alerta, activa y con los ojos abiertos.
¿De qué es capaz la hipnosis?:
Como procedimiento psicológico,
la hipnosis es capaz de lograr que una persona experimente cambios en sus
sensaciones, percepciones, pensamientos o conducta. Aun así, el estado
hipnótico no puede sumirla en un "trance" permanente, ni tampoco
anular el control sobre su voluntad. La hipnosis permite aumentar el
autocontrol y la concentración, así como hacer aflorar antiguos recuerdos a
través de la regresión, aumentar la emotividad, mejorar la imaginación,
recrear procesos y fenómenos, adoptar un rol determinado e implicarse en él
hasta el extremo de actuar como si fuese real. Aunque queda mucho por
investigar acerca de la hipnosis, esta ofrece muchas posibilidades (grandes
beneficios y grandes peligros). Su uso casi nunca entraña el menor riesgo para
el orden y la salud mental. Casi nunca.
Toda la información que
recibimos, las ideas que nos llegan, lo que aprendemos, influye en nuestra
mente. Nadie es libre por completo de pensar lo que quiera, porque todos los
pensamientos tienen que ver con nuestras experiencias y nuestra estructura
mental. Los psicólogos admiten que el control directo de la mente es posible,
aunque con matices, ya que no creen en la anulación completa de la voluntad. Al
ser el cerebro las investigaciones que pretenden lograrlo son de alto secreto.
¿EN LA ACTUALIDAD ?:
Las investigaciones científicas
que se llevan desde hace décadas en Inglaterra, este país con Estados Unidos
son los centros mundiales del lavado de cerebros en masa y de la ingeniería
social. Allí creció una compleja organización que habría de dar forma al
destino del planeta entero, al tiempo que cambiaría el paradigma de la
sociedad moderna.
Los métodos de lavado de cerebro
y guerra psicológica que se están adaptando, en este preciso momento, con la
intención de aplicarlos a proyectos de ingeniería social a gran escala.
Se trata de la “Conspiración de
Acuario”, nombre que se dan a sí mismos los lava cerebros y que hace referencia
a un estudio supersecreto llevado a cabo en 1974 en el Instituto de Investigación
de Stanford, titulado “Cambiar las imágenes del hombre”. El lavado de cerebros
depende de la ignorancia de las víctimas. Está en todas partes. Todos
percibimos la desintegración de nuestras naciones en el día a día, en las
experiencias personales. Sin embargo, no se trata de una coincidencia. Ni de
un accidente. Lo que estamos presenciando es la desintegración de la economía
mundial, planificada por las personas más poderosas del mundo. Aparte de sentir
indignación y rabia, usted llegará tarde o temprano a la conclusión de que se
trata del declive moral, material, cultural e intelectual que todos los días
presenciamos en el mundo entero; sumidos en la impotencia, no accidental. No es
Dios quien nos castiga por lo que hacemos mal en la Tierra , sino una crisis
social inducida expresamente.
Repito que esto no es una prueba.
Esto es real, y lo que está en juego es el futuro de nuestro planeta. Toda
clase de degeneración musical es un producto fabricado por orden de un
laboratorio, todo ecologista a quien no hayan lavado el cerebro ha logrado
huir de un laboratorio de ingeniería social. Todo drogadicto es un producto
secundario de una política gubernamental de futuro, cuyo objetivo final es la
destrucción del espíritu humano y la degradación del hombre. Todos los
defensores a ultranza del yoga, de la meditación trascendental, de la
telekinesia, del radicalismo de izquierda y de derecha, de la educación de la
sensibilidad bahái y de la percepción extra-sensorial, de la conciencia
cósmica, de la aberración que supone la Nueva Era o New Age, de las chemtrails, todos los
seguidores de las experiencias cósmicas y quienes creen en la “concienciación”
forman parte de una conspiración única, centralizada y coherente, surgida de
algún proyecto patrocinado por un gobierno y financiado por una fundación.
En el mundo del humo y de los
espejos no hay casualidades, coincidencias ni accidentes.
Durante la Segunda Guerra
Mundial, en Inglaterra estuvo el cuartel general de la Oficina de Guerra Psicológica,
por medio de lo que disponía la
Ejecutiva de Operaciones Especiales, también dictaba la
política que habían de seguir las Fuerzas Armadas de Estados Unidos en lo
referente a la guerra psicológica.
¡Mire a su alrededor! A
consecuencia de un ataque frontal a nuestro futuro, perpetrado por los más
destacados sociólogos e ingenieros conductuales de todo el mundo, se rompieron
las anclas que sujetaban la intención moral de las naciones. Nosotros, el
pueblo, hemos sucumbido a una irracional indiferencia hacia lo moral. No se
confunda, todo lo que ha habido desde la Nueva Izquierda
hasta el Watergate, Vietnam, los Papeles del Pentágono, el movimiento hippie,
el movimiento contra la guerra y la contracultura de las drogas y el rock, han
sido asimismo proyectos de ingeniería social planificados de antemano.
Repito, lo que se ataca no son
solamente nuestros derechos individuales, sino más bien la institución misma de
la república “estado-nación”, partiendo del mastodóntico programa de
ingeniería social ideado por los oligarcas y llevado a la práctica, integrada
por centros de psicología social aplicada y de ingeniería social que surgieron
después de la Segunda
Guerra Mundial. Dichos grupos nos ven y ven los principios de
los estados-nación como claros enemigos filosóficos.
Esta monstruosa maquinaria del
mal está compuesta por algunos de los centros más prestigiosos del mundo,
dedicados a la investigación y al estudio.
Se ha creado la primera escuela
para graduados a jornada completa de la
Era de Acuario, para ejecutivos de alto nivel de las
quinientas empresas que figuran en la revista Fortune, donde se enseña cómo
modificar la conducta. Zombis humanos en puestos de alta dirección que nos
conducirán a la Nueva Edad
Media de la conciencia trascendental. Dos son los objetivos. El primero, alcanzar
los cambios necesarios en Estados Unidos; y el segundo, el orden mundial.
En los últimos cincuenta años, el
Gobierno de Estados Unidos, con la ayuda secreta de centros de estudios y fundaciones,
ha destinado decenas de miles de millones de dólares a financiar la labor de
dichos grupos.
Todos los aspectos de la vida
psicológica y mental de la población mundial fueron definidos, registrados y
archivados en sistemas informáticos. Los grupos de sociólogos, psicólogos,
psiquiatras, antropólogos, centros de estudios y fundaciones, que trabajan en
estrecha colaboración unos con otros, están presididos por una élite integrada
por poderosos miembros de la oligarquía. El lector podría preguntar: ¿Cuál es
el propósito de esas modificaciones de la conducta? Implantar cambios forzados
en nuestro modo de vida, sin nuestro consentimiento y sin que sepamos siquiera
lo que nos está sucediendo. El objetivo último es extirpar por completo el
sentido de “identidad” del ser humano, arrancarle el alma y sustituirla
después por una seudo-alma artificial, sintética. Sin embargo, para poder
cambiar la conducta de los seres humanos, apartarla de la producción
industrial y conducirla hacia el espiritualismo, y para hacernos entrar
voluntariamente en el mundo de la era pos-industrial de crecimiento cero y
progreso cero, es necesario forzar un cambio de la imagen que tiene el ser
humano de sí mismo, del concepto fundamental de lo que somos. Así pues, hay que
buscar la imagen del hombre que resulte apropiada a esa nueva era, hay que
sintetizarla y a continuación conectarla al cerebro de la humanidad.
El gobierno totalitario no es el
único parámetro del totalitarismo. El poder ilimitado también procede de un “centro
omnipresente”. En el nuevo movimiento totalitario, esta fuerza directriz
omnipresente se comunica por medio de la modificación de la conducta y el
cambio de identidad, que son los nodos dominantes del sistema.
El terror psicológico no es la
esencia, sino el signo de puntuación de lo que significa el nuevo
totalitarismo. El secreto del éxito del movimiento radica en el poder del
dinero y del consumo, porque elude hacerse responsable de los fallos del
mismo. Los prescritos fracasos del mercado de Wall Street en proteger a las
empresas se atribuyen, en cambio, a fuerzas trascendentales de la “mano
invisible”, que castiga a las empresas por los presuntos pecados cometidos
contra las “leyes del mercado”. De este modo, cuando suceden catástrofes, que
castigan cada vez más a la mayor parte del mundo, se echa la culpa a las propias
víctimas de las privaciones, la miseria y la opresión que sufren. Se trata de
un método de gobierno mucho más eficaz que el terror por la fuerza, más
descarado, que expone al sistema a otra forma de resistencia.
Tener a la mayoría en un estado
continuo de ansiedad interior funciona, porque se obliga a las personas a que
estén demasiado ocupadas en asegurarse su propia supervivencia o a competir
por ella para colaborar en la construcción de una reacción eficaz.
En la década anterior, se mantuvo
a la población mundial en un permanente estado de inestabilidad a través de
continuas debacles económicas y decretos de comercio transnacional, que
vaciaron las arcas nacionales y anularon el derecho a la autodeterminación de
los países. Las poblaciones se han visto tan abrumadas por el constante avance
de la monstruosa maquinaria, de las crisis económicas y medioambientales, que
la práctica universal de crear inseguridad ha dejado a las mayorías sociales
paralizadas por un terror de baja intensidad. Condición necesaria para que un
movimiento totalitario continúe avanzando, porque su modus operandi consiste
en tener a sus súbditos en perpetuo desequilibrio.
En épocas anteriores, hemos visto
cómo se tomaban medidas draconianas de alcance nacional, pero nunca una
agresión semejante a los derechos de las personas y a las normas democráticas.
Cada medida nueva, en sí misma, puede parecer una aberración; pero una serie
completa de cambios que constituye un giro brusco hacia la esclavitud. El
poder total es un correlato supra-terrestre del poder mundial, que no es capaz
de concebir límites para sí mismo.
¿COMO REFLEXIÓN?:
Tenemos que superar muchos retos.
Cuando se desvelan los datos, cuando se ponen las pruebas encima de la mesa, cuando
desenmascarados y despojados, y sus acciones se han expuesto a la vista de
todo el mundo, no creer que pueda ser real una confabulación tan monstruosa y
aplastante..., hasta que ya es demasiado tarde. ¡Queda usted advertido!
Nos encontramos en una
encrucijada. Y del camino que tomemos ahora dependerá que vivamos en el siglo
XXI como repúblicas de estados-nación o como un montón de esclavos subyugados,
diezmados y deshumanizados.
Estamos luchando contra el
esfuerzo aunado de algunas de las personas más brillantes de la historia, que
conspiran contra nosotros con el fin de controlarnos. Pero la voluntad del ser
humano es inmortal. Los tiranos mataron a cientos de millones de personas y,
sin embargo, los pueblos lucharon y acabaron consiguiendo la libertad. La
libertad estimula el alma humana; el miedo la paraliza. En medio de la
ensordecedora cacofonía del silencio patriótico, las voces insurgentes reclaman
atención. La inmortalidad tiene su base moral en la verdad y la incorruptibilidad.
Se merece que se le dé todo el respaldo posible. Se merece que se luche y se
muera por ella.
Por último, la historia enseña
por analogía, no por identidad. La experiencia histórica no consiste en
quedarse en el presente y volver la vista al pasado, sino en regresar al pasado
y volver después al presente con una más amplia y profunda conciencia de las
restricciones de que adolecía nuestro anterior punto de vista.
Murió la verdad. ¿Es ésa la alternativa?
El hombre prevenido vale por dos. No compete a Dios salvarnos, sino a nosotros
mismos. Jamás encontraremos las respuestas correctas si no somos capaces de
formular las preguntas adecuadas.
*La libertad significa: en la filosofía, la
razón. En el arte: la inspiración. En la política, el derecho.
*La libertad significa responsabilidad; por
eso, la mayoría de los hombres le tienen tanto miedo.
*Si la libertad significa algo, será, sobre
todo. El derecho a decirle a la gente aquello que no quiere oír.
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